CRECEMOS CON @BC LEZ !

HOLA LEZGIRLS DEL MENU IZQUIERDO ESCOJAN LA LETRA QUE DESEAN LEER Y PODRAN VER QUE HAY DENTRO DE CADA UNA, SI TIENEN ALGUNA PALABRA DENTRO DE ESTE EXTENSO QUE DESEEN AGREGAR A ESTE VOCABULARIO SOLO MANDAME UN CORREO A limaleznights@gmail.com HE IREMOS AGREGANDO UNA POR UNA PARA ASI ARMAR NUESTRO PROPIO "@BCLEZ"

GRACIAS POR PERMITIRNOS SEGUIR CRECIENDO!

LLN.

------ Y -------


Y DESPUES TAMBIEN
(juego amoroso que ocurre después del orgasmo o después de que se termine el juego sexual). Mucha gente remata una cena con una acogedora sobremesa, tomando con calma una copita o un café. El después también es la tertulia y el café del sexo. Esta sana actividad incluye abrazos, besos, caricias, tumbarse una encima de la otra, descansar juntas del orgasmo, -o lo que haya acontecido antes-. Una parte importante del después también es verbal, ya sea con un "te quiero" o un "¡como me calientas!" o simplemente dejando salir palabritas de color pastel. Con mucha frecuencia existe una intensidad especial en el juego amoroso del orgasmo, donde una mínima caricia puede producir un hormigueo de pies a cabeza, sobre todo si la experiencia ha sido profundamente emocional. En ese caso, las barreras caerán y las dos sentiréis un placer completo en cuerpo y alma. Soboreadlo sin prisas. A un nivel más práctico, ciertas formas de estimulación pueden ser molestas después del orgasmo, especialmente en áreas tan sensibles como el clítoris y los pezones. Una estimulación más lenta y más difusa, dará otra dimensión a los juegos de después. Una vez que termina la actividad sexual, muchas mujeres se sienten inseguras: ¿lo habré hecho bien?, ¿seguirá viéndome atractiva? También hay mujeres que se deprimen con la resaca sexual. Lo mejor que se puede hacer para despejar dudas, es comunicarse: ¿Te ha gustado? Díselo. ¿Te sientes un poco fuera de lugar? Díselo también. Algunas veces, el mejor juego de después es una simple y cálida conversación abrazadas. (Ver Abrazar; Juegos Preliminares; Orgasmos; Sexo; Hacer la Silla).

Y FUERON FELICES
Para muchas lesbianas, el "y fueron felices" es el propósito de sus relaciones. Pero, ¿cómo se consigue eso?, os preguntaréis. Se cree que no hay pareja lesbiana que dure más de cinco años, que las relaciones lesbianas simplemente no duran. Pero esas estadísticas en el aire estás basadas en parejas que han salido a la luz, que frecuentan el ambiente, que suelen ser jóvenes y todavía no se han asentado. Las parejas que de verdad son estables, normalmente de mayor edad, no suelen salir tanto o no se mezclan nada en el ambiente gay o lesbiano. Lo cierto es que no se sabe, o al menos es difícil es de averiguar, lo que hacen las lesbianas en general, puesto que tampoco podemos saber quiénes lo son. Echando un vistazo a la historia escrita sobre las lesbianas, libros como Odd Girls and Twllight Lovers de Lillian Faderman y The Persistent Desire de Joan Nestle, prueban que algunas mujeres han conseguido el "y fueron felices", y a menudo durante décadas. Pero aunque es alentador saber lo que hacen y lo que duran otras lesbianas, cada pareja tendrá que 'escribir' su propia historia por sí misma. Si el amor eterno es el ideal que persigues, no hay razón para que no intentes hacerlo realidad. Todo es posible, pero ve preparada para ceder en favor de la causa. Para empezar es importante ser realista en cuanto al significado de este objetivo. Lógicamente no quiere decir "Y fueron felices cada segundo". Las parejas que vencen el paso del tiempo suelen estar unidas durante décadas, pero todos esos años no van a ir siempre y en cada momento como la seda. Las relaciones de larga duración tienen que superar muchas pruebas de resistencia: altibajos de convivencia, de sexo y de incompatibilidad; crisis que les lleve a replantearse su relación cuando una de las partes cambia sus objetivos o sus principios; infidelidades emocionales o incluso físicas; problemas de salud; problemas económicos, aburrimiento, y demás retos que la vida nos brinda. Es cierto que las relaciones estables ofrecen eso mismo: estabilidad, -y también compromiso, compañía y comodidad. Pero estas ventajas no están disponibles cada minuto, cada día y cada año de la vida en común. Entonces, ¿cómo sobrevive una a las vicisitudes del amor para conseguir un "final feliz" -o al menos una copia muy parecida de ello? Simplemente cumpliendo la decisión que habéis tomado de estar juntas contra viento y marea, ocurra lo que ocurra. Hay otros ingredientes que ayudan a triunfar en esta ardua empresa: Tener amistades e intereses por separado, y amistades e intereses comunes. Respetar el espacio de la otra. Cultivar el sentido del humor. Llevar una vida sexual satisfactoria. Compartir objetivos y escala de valores. Estar a gusto en vuestra compañía. Pero lo que más importa es la determinación de estar juntas. El Compromiso. El compromiso significa: "puedo superar esta crisis". El Compromiso significa: "puedo pasar sin sexo una temporadas. El Compromiso significa: "Ésta es la mujer con la que quiero estar aunque me apetezcan otras". El Compromiso significa: "Esta es mi vida y quiero que funcione": Compromiso + amor + paciencia, normalmente equivalen a una relación fructífera y llena de compensaciones.

------ V -------

VíBRADORES
De modelos exótícos a gangas en forma de pene, los víbradores pueden añadír gran placer al sexo, ya sea en solítarío o acompañado. (Nota: la mayoría de los víbradores que funcíonan con baterías son más flojos y menos fíables que los que operan enchufados a la pared). Los víbradores consíguen que la mujeres que normalmente alcanzan el orgasmo con facílídad, se corran en cuestíón de segundos, y para aquellas que son preorgásmícas, la estímulacíón índefínída que estos aparatos ofrecen, elímínan las presíones que surgen cuando los dedos o la lengua de la amante se agotan. A un víbrador no hace falta preguntarle, "¿estoy tardando mucho?" Algunas mujeres se aplícan el víbrador dírectamente en el clítorís míentras otras lo utílízan a través de los labíos externos o íncluso usan una manta para que amortígüe las víbracíones. Los víbradores varían mucho en íntensídad: ten cuídado cuando vayas a jugar con uno por prímera vez; después haz lo que te pída el cuerpo. Kathy advíerte: "Me tuve que llevar un buen corte para enterarme de que no es buena ídea agarrar el víbrador cerca del botón de encender y apagar.En una ocasíón se me fue la mano y lo puse en off cuando estaba a punto de correrme. Me sentó fenomenal, como te lo díría yo." Ten especíal cuídado cuando uses un víbrador ínternamente. Sí dudas de su fíabílídad para el uso vagínal, píde ínformacíón en la tíenda donde lo hayas comprado o dírectamente al fabrícante. Good Víbratíons o Eves Garden tambíén ofrecen sugerencías sobre estos productos. Algunos modelos díseñados especíalmente para uso ínterno, íncluyen un dísposítívo curvado ídeal para la estímulacíón del punto G. Hay quíen píensa que el usar víbradores crea adíccíón, y que después de habítuarse a esos aparatos será más dífícíl tener orgasmos por medío del sexo oral o dígítal. De momento nadíe ha demostrado que esto ocurra, pero sí por cualquíer razón te preocupa el tema, varía tus hábítos sexuales; unas veces puedes tener orgasmos dígítales, otras orales, y otras usando el víbrador. 0 empíeza con el víbrador y termína con los dedos -o víceversa. Sí notas que el orgasmo es menos íntenso cuando lo hacéís manualmente, dedícad más tíempo a los juegos prelímínares o leed algo de narratíva erótíca. o tomaros un día o una semana de descanso. A Kathy le encanta masturbarse con víbradores, y díce: "Normalmente lo tengo cerca de la cama. Cuando creo que me estoy pasando de usarlo, lo guardo en algún sítío lejos de la habítacíón y después de un tíempo me doy cuenta de que de adícta nada; de vaga mucho. Cuando no tengo el víbrador a mano me masturbo manualmente y me lo paso ígual de bíen, como en los víejos tíempos." Alíce recuerda, que con una de sus prímeras novías solía tumbarse frente a frente y poner un víbrador entremedío míentras se besaban y retozaban. Adoptaban esta posícíón tan a menudo que Alíce temía no poder llegar al orgasmo de nínguna otra manera. En una relacíón posteríor, Alíce redescubríó el sexo oral y dígítal y pudo llegar así al orgasmo sín problema. No te lo píenses dos veces y usa un víbrador; seguramente pases muy buenos ratos -y durante muchos años-, y sín necesídad de acudír a una sesíón de Víbradíctos Anónímos. Gaíl tíene cínco víbradores y su vída sexual está muy bíen, gracías. Y más alabanzas para los víbradores: tambíén son unos masajístas íncondícíonales.

------ T -------

TERAPIA
En este mundo saturado de homofobia, prácticamente todas las lesbianas llegan a la edad adulta sintiéndose culpables, rechazándose a sí mismas y con el nivel de autoestima por los suelos. Para colmo de males, muchas mujeres gays son a su vez víctimas del incesto o de la violación; o alcohólicas en rehabilitación; o adictas a alguna droga. No es de extrañar entonces que muchas busquen ayuda de psicoterapeutas en algún momento de sus vidas. Pero elegir a alguien de confianza es un doble reto para las lesbianas, como mujeres y como homosexuales. Sobran profesionales sexistas homofóbicos/as o que creen que el lesbianismo no existe. Según Alice, a su primer terapeuta le agradó ver que ésta llevaba falda; "incluso me dio su enhorabuena por mi adaptación a la heterosexualidad". Cuando Suzanne dijo al psicólogo del colegio que había sido violada, él le preguntó por qué estaba evitando responsabilizarse por haber accedido al sexo. La historia de Rebecca incluye al bueno, al feo y al malo: "Estuve catorce años visitando a un psicoterapeuta freudiano. El hombre estaba convencido de que sentirse culpable por masturbarse era algo positivo, ya que la culpa me ayudaría a dejar de hacerlo. También me aseguraba que lo único normal en el sexo era el coito, y decía, "olvídate de que eres homosexual, porque no lo eres". Este señor me causó un daño incalculable. En su terapia fui calificada de frígida; sus esquemas no admitían nada más. Catorce años estuve tratándome la frigidez. Fue totalmente destructivo. Ahora, años más tarde, estoy indagando en los traumas de la infancia con otra terapeuta y parece que vuelvo a tomar contacto con la parte espontánea y emocional de mí misma. Hasta ahora habían tenido prioridad todos los sentimientos que me hacían daño, todo lo negativo. Parece que la terapia actual está dando resultados porque por primera vez estoy disfrutando de mis relaciones sexuales." Aunque las mujeres gays puede que se topen con terapeutas heterosexuales de calidad ética, no hay duda de que las profesionales lesbianas entienden de forma natural lo que es ser gay y lo que es ser mujer. Kathy dejó de ir a una psicóloga hetero -aunque ésta al menos consiguió que dejara de fumar hierba- porque "es más fácil ir al grano cuando no tienes que explicar lo básico". Alice, sin embargo, está muy a gusto con su psicóloga hetero, y una amiga suya recibe una terapia excelente de un profesional gay. No negamos entonces que sea posible encontrar terapias dirigidas por hombres heterosexuales que sepan de lo que están hablando, pero esos hombres son realmente una excepción. De todas formas ten cuidado si tomas esa ruta; quizá tengas que instruirle antes de que él pueda ayudarte -si es que es instruible-. La mejor manera de encontrar a un/una buena terapeuta es por medio de recomendaciones personales; pregunta a amigos/as a dónde acuden. Si tienes la suerte de vivir en un lugar donde haya una línea de información para lesbianas y gays, no dudes en pedir datos sobre psicoterapeutas gays o lesbianas, -o simpatizantes-. Mientras dura la búsqueda de la terapeuta ideal (lesbiana o no), prepárate una lista de preguntas. Infórmate de su pasado profesional y personal, sobre sus diplomas o cualificaciones. Los y las asistentes sociales utilizan métodos muy distintos respecto a los y las psicoanalistas, que a su vez tienen diferentes objetivos que -los y las psiquiatras, que a su vez no coinciden con los psicólogos o psicólogas, que a su vez ven la terapia de manera distinta a como la ven los enfermeros o enfermeras de psiquiatría. Indaga sobre su actitud hacia la homosexualidad. ¿Te va a prescribir drogas?, ¿tiene un objetivo in mente? ¿va a ser la terapia de corto o de largo plazo?, ¿tiene otras pacientes lesbianas? Si te es posible, prueba con cuatro a cinco terapeutas antes de decidir definitivamente. Algunas veces te sentirás incómoda durante las sesiones por tener que tratar con emociones difíciles, pero si llegas a un punto insostenible con tu psicoanalista, fíate de tu instinto. Si crees que ella o él tiene sus objetivos marcados sin contar contigo, como por ejemplo, si intenta tratar de "curar" tu homosexualidad, o ves que se comporta de una manera extraña, o simplemente no te gusta su manera de trabajar, ¡cambia de terapeuta! No te debe preocupar si quedas bien o mal con esa persona; incluso si es un buen o buena profesional, compasiva y competente, no es la adecuada para ti si te hace sentir tensa e incómoda en la consulta. Deja de asistir a cualquier terapeuta que se te insinúe sexualmente. Eso nunca es aceptable. Nunca. Denúncialo si es necesario. Si no sabes a quien recurrir, llama a otro/a profesional y plantéale el caso. Una vez que contactos con ellos no necesitarás maldecir ni proferir insultos: sólo di que quieres denunciar un caso de "mala conducta".

TIPOS
Las lesbianas, en general, no tienden a fijarse en "tipos" específicos. La misma mujer puede que salga con mujeres grandes o pequeñas, jóvenes o mayores, planas o pechugonas. Cuando pregunté a las ocho protagonistas de este libro cuál era su tipo de mujer, todas hicieron referencia a atributos de la personalidad, (decididas, desinhibidas en el sexo, de actitud positiva) más que a cualidades físicas. Ninguna de ellas declaró preferencias en cuanto al tamaño, forma, edad o color.
TOCAR
Uno de los placeres supremos del sexo lesbiano es el simple hecho de tocar a otra mujer. Acaríciale la espalda con toda la palma de la mano, desde los hombros hasta las nalgas, o pásale un dedo muy despacio por la parte de atrás del cuello. Toca sus mejillas con la parte externa de los dedos y después con la mano entera. Recorre sus pechos y ombligo con tu melena. Rózale con los labios el cuello y los hombros. Amásale los bíceps y muslos. Desliza tus pechos por su espalda -o por sus pechos. Contornea con las manos sus caderas. Varía el ritmo y la dirección de las caricias. Cada toque producirá diferentes y estremecedoras sensaciones para ella -y para ti-. Recuerda: la piel es el órgano sexual y sensual más grande.

TRASEROS
Los traseros sirven entre otras cosas para disfrutar de ellos. Son estrujables, pellizcables, chupables, besables, admirables, y en muchas ocasiones tienen muy buena pinta debajo de unos vaqueros; o de unas bragas, 0 faldas, o vestidos. Si realmente quieres complacer a tu pareja, no olvides esa zona tan masajeable y tentadora. El diseño redondeado de los culos quizá sea la única atracción física de la que todo el mundo, sin excepción, disfruta.

------ S -------

SADOMASOQUISMO
Mucha de la controversia que surge dentro de la comunidad lesbiana se centra en el S/M. Ignora cualquier opinión con toda tranquilidad. Si no quieres practicarlo, no lo practiques; y si quieres practicarlo, no hay razón para que no lo hagas. No necesitas pedir perdón a nadie o dar explicaciones del por qué de tus preferencias sexuales. La suerte que tengas en encontrar una compañera de juegos S/M dependerá mucho de donde vivas. En las áreas metropolitanas suele haber grupos S/M que, aparte de información y oportunidad de conocer gente, ofrecen demostraciones de cómo hacerlo sin poner en riesgo la salud. Busca en la lista de organizaciones que incluyen las publicaciones gays y lesbianas y lee los anuncios personales también. Si donde vives no hay nada de nada, entonces considera la posibilidad de organizar tu propio grupo o publicar un anuncio personal. Si decides poner en marcha un grupo, empieza por comentar a tus amigas el interés que tienes por el S/M. Puede que te sorprendas por su curiosidad o interés por el tema, o más aún, por su experiencia. Es posible incluso que conozcan gente relacionada con el S/M, o que ellas mismas quieran prestarse de pareja para lugar contigo. Puede ocurrir también que intenten hacerte tragar un sermón de críticas anti S/M y por lo tanto pierdas algunas de esas amistades por el camino. Cuando encuentres a alguien con quien experimentar, ten cuidado. En este mundo hay gente seriamente tocada de la cabeza. La práctica del S/M requiere sinceridad, confianza, limitaciones realistas, reglas establecidas de antemano y competencia en estas artes. Si tienes pareja y las dos queréis probar, empezad despacio y exponed abiertamente vuestras preferencias; una cosa es que te apetezca que te aten y otra es reconocer que los aros en los pezones te ponen caliente. A pesar de que hayáis conseguido un buen grado de comunicación y confianza, puede que sintáis reservas al hablar sobre los deseos sexuales particulares de cada una. El riesgo está ahí, pero también puede ser increíblemente excitante. Deciros siempre lo que sentís, pero evitad exclamaciones como "eso es asqueroso". Una respuesta más efectiva sería; "bueno, eso es algo que de momento no me apetece probar". Jessica comenta: "Muchas veces la gente se refiere al sexo de vainilla como un joder moderado, delicado -sin decir joder, más bien dirían 'hacer el amor'-. Pero una cosa que he aprendido del S/M es a ser realmente sincera sobre lo que quiero y lo que no y a llamar a las cosas, por su nombre. La práctica del S/M, si de verdad te comunicas, escuchas y sigues las reglas del juego, es mucho más segura que el tradicional, "vamos al grano". El S/M casi te fuerza a sentarte y hablar sobre ello. Creo que todo el mundo debería hacer eso independientemente del tipo de sexo que practiquen." Alice y su amante a veces juegan al S/M: "Estuvimos nueve meses juntas sin enterarnos de que a las dos nos interesaba el S/M. Nos llevó otro año descubrir el grado de ese interés." Y su curiosidad abarcó desde un ligero bondage, a un bondage completo con látigos incluidos. Antes de empezar la sesión S/M, establecer una contraseña, esto es, una palabra que signifique "stop". Teniendo en cuenta que a ti o a ella os apetezca decir en cualquier momento "¡para!", o "no puedo más!", -sin pretender que la otra pare de verdad-, la contraseña no tendrá que estar relacionada con lo que estéis haciendo. "Red" para cuando quieras que pare del todo y "pink" para cuando sólo quieras que reduzca la marcha son contraseñas bien conocidas y aceptadas. El sadomasoquismo puede incluir escenarios o escenas por igual. La representación se llevará a cabo como queráis. Quizá una haga el papel de profesora y la otra de alumna; o una de las dos se disfrace de policía y la otra de conductora obligada a parar por exceso de velocidad; o una tome el papel de sargento y la otra de chivo. Antes de empezar podéis establecer unas pautas generales o incluso hasta escribir un guión. Para mucha gente, lo mejor del S/M es la subida de adrenalina. Sin embargo, sentir placer a través del dolor es algo que puede llegar a ser peligroso. Ninguna de las dos deberá estar bajo los efectos de drogas o alcohol; los límites establecidos antes de empezar hay que mantenerlos durante toda la representación y hasta el final. Si quieres dar rienda suelta a tus deseos S/M, las cuerdas y los antifaces son las herramientas más comunes para empezar. A eso se puede añadir unos azotes para calentar el ambiente. Para muchas mujeres esto es suficiente. Para otras sin embargo, el S/M ofrece un mundo de sensaciones mucho más amplio. Jessica explica: "Yo padezco una enfermedad crónica, pero antes de eso solía hacer mucho ejercicio y estaba muy orgullosa de la forma física que había conseguido después de darle mucho a la bicicleta. El ejercicio me sentaba fenomenal. Ahora no puedo mantener ese nivel. El sexo es una de las pocas actividades que me hace un efecto parecido al ejercicio físico, y el S/M lo intensifica aún más. Si me están dando latigazos o algo parecido, eso me hace sentir igual que cuando me entraban agujetas después de montar en bici: dolores musculares y satisfacción por el esfuerzo físico realizado. El S/M me permite moverme en una dimensión más mental que física." Escenas blandas, dolores irresistibles, hacerse desear.., un estilo de vida; sobre el S/M se podría escribir un libro. Y de hecho se ha escrito: Coming to Power mezcla filosofía sado-maso, ficción erótica, consejos y fotografías explicativas, todo ello a modo de introducción al mundo S/M. También recomendamos leer el libro de Pat Califia Lesbian SIM Safety Manual.

SALIR DEL CLOSET
Darse a conocer es un proceso que puede durar toda la vida y que arrastra connotaciones sociales, sexuales, espirituales y emocionales. El objetivo principal de este duro trayecto es eliminar la homofobia interiorizada y aceptarse a una misma con orgullo. Este cambio afecta a la sexualidad de una manera decisiva: pocas personas son capaces de mantener una vida sexual sana y apasionada si no están a gusto dentro de su ser. La persona más importante a la que una lesbiana debe darse a conocer, es a sí misma. Algunas mujeres lo han sabido desde siempre; otras, con el tiempo y poco a poco, van reconociendo su orientación sexual después de años de matrimonio heterosexual. Es muy improbable que una lesbiana acepte su sexualidad automáticamente y sin problemas; lo más seguro es que se pase años investigando, leyendo, curioseando, hablando con amigas y adquiriendo experiencia antes de que sea capaz de enfrentarse al sistema de creencias que afirma sin conocimiento que las lesbianas son poco menos que unos monstruos. Para algunas mujeres salir a la luz supone poner en tela de juicio todos sus principios y puede que terminen siendo más radicales e indignándose más de lo que nunca hubieran imaginado. Otras, sin embargo, aceptarán su sexualidad sin alterar su visión del mundo o sus creencias. Darse a conocer a la familia y a las amistades. Siempre habrá lesbianas que mantengan su orientación sexual en secreto (exceptuando a la amante y a un par de amigas que entiendan) durante toda su vida, pero la realidad es que cada día hay más mujeres que se quitan la careta ante su círculo de amistades, familia, compañeros/as de trabajo o ante el mundo entero. Dependiendo de los principios morales y personalidad de los y las que la rodeen, la mujer que decide salir a la luz puede encontrarse con cualquier cosa; aceptación, rechazo indiferente, rechazo violento o cualquier reacción de la que el ser humano es capaz. Algunas de las amistades necesitarán más tiempo que otras para digerir la noticia; otras puede que no le vuelvan a hablar, y una cantidad sorprendente exclamará "iya era hora de que nos lo dijeras! " Aunque el proceso de darse a conocer está lleno de miedos y de dudas, es algo fundamental y necesario para poder vivir en paz con una misma y con los demás. Jean Genet dijo en cierta ocasión, "es mejor que te odien por lo que eres a que te quieran por lo que no eres", y aunque el aforismo pueda parecer exagerado, ciertamente hay mucho de verdad en ello. Pero gracias al progresivo cambio de mentalidad en la sociedad, las personas homosexuales están siendo cada vez más aceptadas por quienes son, -eso sería el mundo ideal-. Aquella lesbiana que decide mantenerlo en silencio ya sea porque trabaje en una ambiente homofóbico, (por ejemplo, si se dedica a la educación), o simplemente no se sienta segura, tiene muchas posibilidades de terminar aislada y con depresión crónica y casi siempre con buenas razones para ello. Con miedo a enfrentarse a la verdad, escondiéndose de sí misma, la lesbiana que oculta su condición suele sentir prejuicios contra sí misma y terminar creyendo que hay algo malo en ella. Pero no lo hay. Aunque todas las fuerzas militares y religiosas del mundo afirmen que la homosexualidad es un error, quien se equivoca son esas instituciones y la gente que las defiende, ¡no tú! Pero eso es algo difícil de recordar sin apoyo moral. La mujer que se mueva en un círculo social de lesbianas y gays o de gente heterosexual de mentalidad abierta, podrá superar más fácilmente su homofobia interiorizada (o prejuicios contra sí misma) y aprenderá a quererse y aceptarse con orgullo. El salir a la luz también educa y hace ver a las amigas heterosexuales que las lesbianas pueden ser tan buenas personas como cualquiera (que lo sea). Para Rebecca; "Salir a la luz es algo liberador. Estoy muy orgullosa de haberme quitado la careta. Tenía treinta y seis años cuando decidí desvelar el secreto y ahora me aterroriza pensar que podría haberme pasado la vida encerrada y perdiéndome todo lo bueno que estoy disfrutando ahora. Doy las gracias a mi coraje, valentía, o a lo que me haya movido a dar el paso." Aviso: Si todavía vives con tus padres, no les cuentes nada hasta que no tengas independencia económica o puedas mantenerte por tu cuenta; muchos padres echan de casa a sus hijos/as por el sólo hecho de ser gays. Y lo mismo se puede aplicar al trabajo. Procura hecerte con otra posibilidad de empleo antes de salir a la luz. Desgraciadamente, en la mayoría de los trabajos no encontrarás ninguna protección legal si te echan por ser lesbiana. Tampoco des por sentado o anticipes como reaccionará tal o cual persona ante tu descubrimiento. Muchas lesbianas y gays se han llevado cortes tremendos ante inesperadas reacciones negativas -y positivas también-. Pero no seas tan precavida de no decidirte nunca a aprovechar una oportunidad realista para revelar tu verdad. La oscuridad es un lugar muy solitario. Dos libros que pueden ayudarte a salir del agujero: Coming Out.- An Act of Love y Coming Out to Parents. Encontrar tu sitio en la comunidad lesbiana. Aunque hay mujeres que están a gusto conociendo a pocas lesbianas más que a su novia, la mayoría busca un ambiente donde poder hacer una vida social normal y formar una familia adoptiva. Esta búsqueda suele llevar tiempo y esfuerzo. Para las mujeres residentes en zonas rurales puede incluso suponer un traslado a una capital grande. Ciudades como San Francisco o Nueva York ofrecen ventajas y posibilidades que en otras ciudades menores no se encontrarían; hablamos de grupos de apoyo, bares, asociaciones, ligas deportivas y organizaciones políticas entre otras. El apartado Conocer Gente habla de cómo integrarse en la comunidad lesbiana. Las primeras lesbianas que veas no tienen porqué ser estereotipos 0 reflejo de lo que serán las demás. Cuando empieces a asomar la cabeza en el ambiente con intención de hacerte un hueco allí, te darán ganas de echarte a correr al ver "cómo son las lesbianas". Pero podríamos decir que no hay dos iguales. Es fácil ver un grupo de mujeres y pensar que no eres como ellas; que visten muy raro, o que son demasiado marimachos, o extravagantes, etc. Eso es algo comprensible teniendo en cuenta que has crecido con estereotipos antilesbianos inculcados por la cultura heterosexual. Puedes cruzarte con mujeres de lo más normales y con otras de pinta excéntrica y equivocarte al pensar que las últimas son las lesbianas de verdad. Fijándote bien y conociendo a más mujeres tendrás la oportunidad de comprobar que entre las lesbianas hay tanta variedad como en el resto de la población. Algunas son grandes, otras menudas. Unas van con ropa cómoda, otras sólo se visten de diseño. Las hay que llevan el pelo a lo garson, y otras, con decenas de mini-trenzas estilo jamaicano. Aunque con el tiempo te alivie ver a tantas lesbianas con aspecto normal, más adelante te sorprenderás a ti misma apreciando la variedad de estilos dentro de la comunidad lesbiana. Un día, ésas que antes te parecían extravagantes en la vestimenta y en la actitud, puede que te resulten atractivas. De la misma manera que existe la variedad estética lesbiana, existe también la diversidad en cuanto al carácter y personalidad. Las lesbianas desempeñan cualquier tipo de trabajo, tienen distintas creencias religiosas, practican hobbies muy dispares y sus hábitos sexuales son impredecibles. A medida que vayas conociendo otros ambientes, encontrarás lesbianas que te caigan de maravilla y otras que simplemente no te digan nada. Entre esa diversidad encontrarás también estupendas parejas de cama, así como una potencial relación estable. La mujer de tus sueños puede que esté a la vuelta de la esquina -y cuanto más te aceptes a ti misma y a tu sexualidad, más podrás disfrutar con ella.

SESENTA Y NUEVE
En la llamada posición 69, tú y tu pareja os tumbáis de lado o una encima de la otra, con la cara de una dando a la vulva de la otra y con la cara de la otra dando a la vulva de la una, al mismo tiempo que practicáis el sexo oral. Pero al igual que ocurre con los orgasmos simultáneos, el 69 funciona mejor en la fantasía que en la realidad. ¿Existen dos mujeres que tengan el torso y lengua de la misma medida? ¿Cómo se las arregla la que está debajo para respirar? Cuando os ponéis de lado, ¿dónde colocáis brazos y piernas? El sesenta y nueve es todo un desafío. Pero es un desafío que merece la pena intentar, sobre todo si lo hacéis con el propósito de intimar para conocemos mejor en lugar de centraros en conseguir orgasmos. El sesenta y nueve no es una posición que se pueda practicar con gracia y en apasionado silencio; para ello es necesario saber dar y recibir instrucciones y una buena dosis de comunicación. Antes de empezar será mejor que la mujer más voluminosa se ponga debajo y que su cabeza descanse en algo que la levante lo necesario para evitar una tortícolis. Pero lo más importante es cuidar vuestra respiración. Cuando el 69 funciona, algo mágico ocurre: los cuerpos se funden, las sensaciones fluyen como en un circuito alterno, un circuito donde ella te hará lo que tú le hagas a ella y viceversa, y donde vuestra excitación crecerá al unísono. Una forma estupenda de pasar el rato. Y si las dos llegáis al mismo tiempo, ¡enhorabuena!

------ R -------


RELACIONES REBOTE

Dentro del círculo inevitablemente cerrado en que las lesbianas nos movemos, suele ocurrir que las parejas, cuando rompen, dan paso a la siguiente relación dejando atrás incógnitas, dudas, aspectos de la vida en común y sentimientos sin aclarar. Esta falta de comunicación es un hábito peligroso, ya que puede envenenar la siguiente relación y todas las que vengan detrás. La razón que cubre la necesidad de establecer otra relación es muy concreta; el dolor de una ruptura puede ser sumergido y distraído con un nuevo amor. Los últimos momentos (en ocasiones meses) de la relación anterior fueron seguramente una pesadilla imposible de soportar y donde el contacto físico de la pareja se redujo a cero. Es fácil pensar, "bueno, lo otro terminó, acabo de conocer a una mujer que está muy buena, que es simpática, que tiene morbo y carácter, y todo lo que la otra no tenía". Es fácil ir directa al grano y pensar que vas a poder saltarte a la torera la fase dolorosa que sucede a una ruptura. No te engañes, si dejas el asunto anterior sin aclarar, tarde o temprano surgirá el fantasma que te dará muy malos ratos. De todas formas, no todas las relaciones de rebote están destinadas a fracasar, aunque siempre tendrán muchos puntos en contra: recuerdos de experiencias compartidas, resentimientos, y expectativas que seguramente tengan más que ver con la ex que con la pareja presente, por poner unos ejemplos. No sirve de mucho torturarse dando vueltas al tema, pero la fase de curación es inevitable, así que déjate a ti misma rabiar, patalear, jurar y maldecir para descargar la ira hacia fuera en vez de hacia dentro, y recuerda que no has sido tú la que ha fallado; pero tampoco ella. Quizá dos años -o seis, o seis meses- era lo que tenía que durar esa relación. Antes de intimar con la siguiente mujer, deja el pasado en su lugar, o sea, atrás, para que efectivamente pase a la historia en tu cabeza. Esta es la única manera de que, cuando te encuentres en la siguiente relación, puedas apreciarla por ella misma en vez de insistir en compararla con la ex.


RELACIONES ESTABLES

Mantener una vida sexual excitante y activa a través de los años es algo difícil de conseguir. Hay tantas parejas lesbianas que padecen del apagón sexual, que el hecho ya ha dado paso a su expresión en argot, lesbian bed death. A pesar de todo, existen varias maneras de evitar este fúnebre final. Una de ellas es planteárselo en forma de cita sexual. Esto puede a simple vista parecer poco espontáneo, pero realmente no tiene porqué ser así. Según Jenn, "Haciendo que las citas parezcan de verdad, las relaciones sexuales ganan en naturalidad, ya que las dos sabemos que tenemos tiempo de sobra para hacer lo que queramos." ¿Pero qué ocurre si llega el momento en que habéis "quedado" y de repente a una se le quitan las ganas? ¿O si vuestros contactos sexuales son regulares pero han perdido gracia y emoción? En ese caso lo mejor es añadir variedad, hacer algo diferente. Tumbaros desnudas y hablar. Dedicad una tarde a daros masajes, sin sexo y sin orgasmos, dejando de lado las zonas erógenas. Centraros en la espalda, los pies, los brazos, las manos. También puede funcionar algo directo, como un cunilingus después de unos juegos preliminares y mientras, ella, o bien se relaja o da rienda suelta a su imaginación, o bien lee una novela erótica en voz alta. Otro sistema es dejando que los quickies ocurran en lugares poco usuales. Alquilad unos vídeos porno. Haced el sexo sin emitir ningún ruido -o no utilicéis las manos, -o no os quitéis la ropa. Hablad de vuestras fantasías y, si queréis, ponedlas en práctica. Probad el bondaje o los antifaces. Id a un pub por separado y ligaros allí. Piensa que tu amante viene de fuera a visitarte: ¿dónde la llevarías a cenar? o haced como que es vuestra primera cita y queréis dar buena impresión. Ya queráis mantener el sexo en una línea simple o ya representéis con detalle vuestras fantasías, lo importante es dedicarle un lugar especial y sagrado en vuestras vidas. No interrumpáis los juegos preliminares con discusiones sobre las facturas, problemas con los hijos/as, o con el trabajo, o angustia por la situación mundial. Mantened los temas mundanos al margen de la cama y no utilicéis de terapeuta a vuestra pareja.. ¡Y no pongáis la tele nada más entrar en casa!


RISA

El lavado de cerebro que ejerce la industria del celuloide nos persuade de que el sexo es algo que tiene que ocurrir como un guión de cine; la ropa se quita sola, las cremalleras se bajan sin hacer ruido y nadie necesita ir al servicio. Pero el sexo en la vida real es como todo en sus inicios: un revoltijo de intentos sin orden. La pasión a veces lleva a las personas a actuar con gracia y sensualidad, pero con más frecuencia te encontrarás peleando con las bragas mientras ella aprieta demasiado el tubo de lubricante que te salpicará en la cara, o quizá, horror de los horrores, te entren ganas de pedarte cuando ella esté bajando hacia tus partes más íntimas. ¿Cual será la mejor manera de salir de esa encerrona? Reír. Reír juntas puede ser algo tan íntimo como el sexo mismo, y el mensaje que la risa envía suele ayudar a romper el hielo. La risa no tiene porqué ser incompatible con el sexo; si lo piensas bien, expresar vuestro amor devorando vuestras partes privadas puede parecer extravagante, pero también es divertido y placentero, -y sagrado-. Reír es una experiencia física reconfortante en si misma: alivia la tensión nerviosa, -como lo hace el tener orgasmos- y relaja física y psicológicamente a la gente. Para la mujer que llega cansada del trabajo, o que ha pasado una racha depresiva, o que haya estado estudiando intensivamente durante meses, unas buenas risas pueden derribar muchas de las barreras emocionales que se crean por el estrés y la ansiedad y dar paso a una experiencia sexual más enriquecedora. Muchas mujeres consideran la risa y el sexo como la combinación perfecta para una experiencia culminante. Así lo confirma Kathy: "Con Leslie daba la casualidad de que cada vez que hacíamos el amor salían las noticias por la radio. En una ocasión, justo cuando empezábamos a besarnos salvajemente y a quitarnos la ropa con ansia, salió un boletín de noticias, de todo un poco; 'terremoto de gran intensidad mata a docenas de personas, se incremento la violencia contra los ancianos, Liz Taylor se casa de nuevo'. ¿Qué otra cosa podíamos hacer aparte de reír? Aquello desembocó en un ataque de risa y en uno de los mejores revolcones de mi vida." Para Jenn, lo que convierte a una persona en buena amante es principalmente, aparte de la confianza y la compatibilidad, la capacidad de reír.


ROMANTICISMO

Cuando se trate de una velada íntima, no dudes en recurrir a los detalles tradicionales: ¿Qué puede ser más romántico que un ramo de flores, una cena en el restaurante preferido, abrazarse al calor de una chimenea crujiente, leer poesía, pasear de la mano por la playa, dejar notas con corazón en lugares insospechados, guitarras, vino y velas, desayuno en la cama y besos robados en un ascensor? Quizá ella tenga el capricho de hacer el amor en una cama cubierta de pétalos de rosa, o ¿por qué no?, vestidas de cuero chapado. Gustos y preferencias hay tantos como personas en el mundo. Dedica tiempo a los detalles románticos. Imagina que sorpresa le darías si, después de un duro día de trabajo, llega muy cansada y te encuentra con una picardía sobre una cama de sábanas limpias, con una sonrisa de oreja a oreja y un par de sandwiches esperándola. El gesto romántico surge en el lugar donde la imaginación y el cariño se encuentran. Y si te falta imaginación, los clichés tradicionales servirán.

------ Q -------

¿QUE QUIEREN LAS MUJERES?
Sigmund Freud concluyó que, después de treinta años tratando de investigar "el alma femenina", seguía sin poder contestarse, "¿qué quiere la mujer?" Incluso la pregunta revela ignorancia por usar el singular como si fuera posible codificar un conjunto de deseos que representen a todas las mujeres, -pero al menos Freud reconocía que no tenía ni idea-. Desde el tiempo de Freud hasta los años sesenta, los hombres seguían insistiendo en psicoanalizar a las mujeres, derrochando tinta, escribiendo gruesos tomos sobre sus débilmente argumentados descubrimientos. Hasta hace muy poco tiempo, los libros sobre sexualidad femenina y orgasmos femeninos han sido escritos por hombres. De ellos sacamos simplezas como: "los orgasmos vaginales son más maduros que los clitoriales" o "aunque las mujeres pueden tener espléndidos orgasmos, realmente no los necesitan; ellas sólo quieren afecto". Después, con la llegada de la revolución sexual se empezaba a leer: "Aunque muchas mujeres son multiorgásmicas, un orgasmo es normalmente suficiente para ellas." Esta generosa concesión de un orgasmo por mujer fue todo un avance en los tratados de sexología. Entonces llegó el feminismo y las mujeres empezamos a hablar por nosotras mismas. Autoras como Shere Hite, Susie Bright, Erica Jong, Pat Califia, Nancy Friday y JoAnn Loulan entre otras, comenzaron a revelar un amplio paisaje de deseos sexuales incluyendo montañas, valles, ríos, océanos, desiertos, bosques y algunos rasgos topográficos que aún están por nombrar. A través de esos testimonios llegó la respuesta a la incógnita de Freud (pongámosla en plural) ¿Qué quieren las mujeres? Todo -al menos sexualmente-. Aunque no todas las mujeres del mundo desean todas las experiencias cada día de sus vidas, entendamos esta variedad recordando que sobre gustos no hay nada escrito y que las mujeres pueden disfrutar tanto de las caricias como del sexo puro y duro; de los abrazos como del bondage; de la monogamia como de la promiscuidad; con mujeres o hombres; de besos suaves como de una follada salvaje; del celibato como de una actividad sexual constante, de dar como de recibir. Es muy simple: las mujeres, y especialmente las lesbianas, queremos y demandamos la libertad de expresarnos sexualmente cuándo y cómo nos apetezca, sin la intervención de la iglesia, del gobierno o de los prejuicios reinantes. Eso es lo que quieren las mujeres.

¿QUIEN SE PONE ENCIMA?
Cuando la gente pregunta con ese peculiar morbo nacido de una variedad de prejuicios, "¿quién hace de hombre?" lo que realmente quieren saber es "quién se pone encima" o "quién folla a quién" -cuestiones que vienen de una perspectiva totalmente heterosexista. La mayoría de las lesbianas nos turnamos en ponernos encima, debajo y en medio. Después tenemos la presunción popular que imagina a la de arriba como la activa y a la de abajo como la pasiva, suposición que se desvanece cuando se trata del sexo lesbiano. Esto no quiere decir que no haya parejas que se repartan los papeles en la cama. Por poner un ejemplo tenemos a las parejas S/M que cumplen a rajatabla unas reglas definidas. También hay butches que prefieren la parte de abajo y femmes a las que les gusta dominar, y entre medias todo tipo de combinaciones posibles. Pero el ser humano sigue pretendiendo clasificar los deseos sexuales por la imagen externa. La mujer más masculina en apariencia puede que sea demasiado tímida para dar el paso, y la fémina con pinta de no haber roto un plato quizá sea una leona en la cama. Las lesbianas no recorremos el camino de espinas que supone salir a la luz para reproducir el comportamiento limitado de las relaciones heterosexuales.

------ P -------

PECHOS
La sabiduría lesbiana sostiene que no hay mejor amante para una mujer que otra mujer porque "ellas saben lo que hacer a su pareja ya que igualmente saben lo que les gusta a sí mismas". Ese razonamiento tiene su lógica, pero la realidad es a veces muy distinta. Los pechos son tan peculiares como sus dueñas; no sólo difieren en talla y forma, también lo hacen en sensibilidad. Hay mujeres a quien no les podría importar menos que se los estimulen y otras rechazan cualquier acercamiento a ellos. También hay quien adora que se los acaricien, chupen, y mordisqueen, lo que en ocasiones conduce al orgasmo. Para saber lo que le gusta a tu pareja, fíjate bien en cómo responde a tus estímulos, o pregúntale directamente. Quizá entre las dos descubráis los puntos flacos y los más sensibles aún. Hay muchas maneras de dar placer con los pechos. Coge uno de ellos con las dos manos en forma de copa, o uno en cada mano. Acarícialos o masajéalos suavemente. Bésalos y mordisquéalos pero sin acercarte a los pezones. Roza tus pechos contra los suyos. Aumenta o disminuye el ritmo y la presión, pero no estés constantemente cambiando de una forma de estimulación a otra; cuando encuentres una que funcione, déjale que lo disfrute todo el tiempo que quiera. La mayoría de las mujeres prefieren que no les vayan directamente a los pezones, y cuando llegue el momento, que lo hagan suavemente para que retengan la sensibilidad durante más tiempo. Una vez que hayas empezado a humedecerle los pezones con la lengua y los labios, ve añadiendo progresivamente presión y velocidad. Hay pezones que aunque en un principio se muestran tímidos, suelen reclamar atención en cuestión de segundos. También los hay que no necesitan más que un ligero roce de labios para que se dilaten en toda su capacidad. En cualquier caso siempre son sensibles y responden a una amplia variedad de estímulos. Pellízcalos (pero con delicadeza), o gira los dedos levantándolos un poco haciendo forma de cono. Dibuja cruces o círculos con la lengua sobre ellos. Succiónalos con la boca combinándolo con lo anterior, y al mismo tiempo que absorbes, empuja con la lengua hacia fuera. Succiona y bésalos al mismo tiempo (no temas, es bastante compatible). Prueba también centrándote con la boca en un pezón y con los dedos en otro. Si tu pareja tiene los pechos suficientemente grandes, entonces te será posible chuparlos y absorberlos al mismo tiempo. Busca también una posición donde las dos podáis jugar con los senos de la otra -difícil, pero no imposible. Al final, unos métodos os convencerán más que otros, pero todos merecen la pena ser probados.

PENETRACION
(Meterse en una vagina o en el ano, los dedos, un dildo o un vibrador; también conocido como follar). A pesar del modelo heterosexual imperante con el que todas nos hemos criado, la penetración no es una parte imprescindible del sexo; de hecho hay mujeres que lo practican muy poco o nada. Pero cuando la penetración ocurre en el sexo lesbiano, generalmente (aunque no siempre) es precedida de una gran cantidad de juegos preliminares que incluyen besos, caricias, masajes, palabras húmedas susurradas al oído, y sexo oral, aunque hay mujeres que prefieren esto último después de la penetración, de la misma manera que otras eluden la fase oral por completo. Este apartado se va a centrar en la penetración vaginal con dedos y desde el punto de vista de la que penetra. Para la seguridad de tu pareja, asegúrate de que tengas las uñas cortas y bien limadas antes de empezar. Tú y tu pareja habéis estado tanteando y tenéis unas ganas locas de pasar a la acción. Sin darte cuenta ves que tu mano ha ido a parar entre sus piernas. Después de unas caricias, su vulva se abre y descubres que está caliente y húmeda, (sino, siempre puedes usar lubricante artificial). Te resistes un poco y continúas acariciándola. Desde la base de la vulva, a la altura del perineo, desliza un dedo suavemente hasta hacerlo llegar a la vagina donde entrará sin dificultad. (Si no encuentras la entrada, si estás nerviosa, o si eres tímida, pídele que te guíe con la mano). Si se siente incómoda con la penetración, aparta el dedo despacio y hablad de lo que os apetece y de lo que no, de vuestros límites y de vuestros deseos. Puede ser que aunque en general no le importe practicar la penetración, en ese momento no le apetezca, o quizá quiera hacer algo que no tenga nada que ver con eso. Pero supongamos que todo está en marcha y que ya tienes un dedo dentro de ella. Puede que éste se acople bien o puede que se pierda en una cavidad relativamente amplia. Si es así, añade otro dedo o incluso dos más. En encuentros posteriores seguramente os apetezca empezar directamente con tres o cuatro dedos, pero de momento, tómatelo con calma y descubre sus preferencias poco a poco. Ten en cuenta también que la capacidad vaginal varía dependiendo de los niveles de excitación y del momento del ciclo menstrual, y quizá por eso ella prefiera más o menos dedos que en otras ocasiones. Pero si ves que su pelvis está galopando salvajemente contra tu mano, entonces no te lo pienses dos veces. La información que emite el cuerpo de una mujer prevalece ante la información que un libro pueda darte. Una vez dentro, empieza a explorar. Mueve los dedos ligeramente hacia delante y hacia atrás con cortos y fuertes o largos y lentos movimientos. Cruzar los dedos producirá una sensación y doblarlos otra, aunque algunas mujeres prefieren que no se mueva nada allí dentro. Los ángulos también son importantes en la penetración. Si está tumbada boca arriba, prueba a meter y sacar los dedos en línea recta presionando así la parte de atrás de la vagina. Después haz más largos los movimientos con los dedos inclinados hacia delante para que puedas estimular la parte superior de la pared vaginal (en dirección al punto G). Con este ángulo, su excitación se acentuará notablemente. Sigue sus ritmos y averigua qué parte de la vagina (si la entrada o el útero interior) es más sensible para ella. Ten cuidado cuando des con fuerza en la cerviz; para algunas mujeres es excitante, pero para otras puede ser doloroso. Cuando encuentres su parte más sensible, es posible que ésta coincida con el punto G, pero no repares en nombres, sigue estimulando allí y hazlo de distintas maneras, según hayas aprendido o según te guíe el instinto. Sincroniza el movimiento de los dedos con sus contracciones; frota, palpa, presiona, y golpea y camina con las puntas de los dedos, (golpear puede sonar algo fuerte, pero muchas mujeres adoran la sensación). Un ejemplo lo tenemos en las palabras de Suzanne: "Me encanta follar salvajemente." El proceso de penetración requiere cierta habilidad. Algunas prefieren que la intensidad vaya aumentando de forma gradual mientras que otras optan por un derroche frenético entre las piernas alternado ello con un ir y venir mas suave. En cualquier caso, sigue las instrucciones que te indique su cuerpo, y si en algún momento dudas o no sabes qué hacer, pregúntale. En estas circunstancias, sugerir un ¿más rápido? o ¿más fuerte? o ¿más despacio?, es suficiente comunicación. Mientras estés penetrándole, frótale el vientre y el área púbica con la otra mano. No es que esto guste a todas, pero a algunas sí las envía a otro planeta. Pero, ¿qué ocurre si te cansas? No eres una máquina, aunque siempre hay trucos para resistir un poco más. Deja descansar unos músculos mientras otros trabajan; por ejemplo, si primero mueves los dedos, después puedes utilizar la mano y el antebrazo juntos, o empuja desde el hombro de ando el resto del brazo que descanse. De vez en cuando cambia de posición para poder ejercer más presión desde otro ángulo. Nunca subestimes la fuerza de tu imaginación. Alice comenta: "Si mi pareja está a punto de correrse y el brazo no me aguanta más, lo que hago es imaginarme que estoy en las Olimpíadas y que tengo que resistir un poco más para conseguir la medalla de oro."

PENETRACION PLUS
La créme de la creme del sexo para muchas mujeres es la penetración plus. El "plus" puede ser sexo anal, sexo oral, sexo oral con masaje en el vientre, sexo oral con masaje en los pechos, sexo anal con sexo oral o cualquier otra combinación que tu imaginación te permita poner en práctica. Para ejecutar estas combinaciones sincronizadas necesitarás habilidad, coordinación y seguridad en ti misma; no esperes tener éxito la primera vez que estés con una mujer, aunque si lo consigues, te doy la enhorabuena. Practica el sexo oral y la penetración por separado antes de combinarlo, de lo contrario te resultará tan confuso como al intentar frotarte el estómago en círculos y palmearte la cabeza al mismo tiempo. Poner en práctica dos o más estímulos sexuales al mismo tiempo puede ser tan simple cómo añadir otro ingrediente al que ya hay. Pero también ayuda a pensar por adelantado. Si el plus va a ser la estimulación de los pechos, asegúrate de que el brazo no termine debajo de sus nalgas. Para frotarle el vientre tendrás que adoptar un ángulo que te permita presionar hacia abajo. En cuanto a una posible extrapenetración, necesitarás también extra lubricante. El trío completo incluye sexo oral, penetración vaginal y penetración anal. Si se da el caso, empieza con el cunilingus. Según se va excitando, introduce un par de dedos en la vagina, y busca la entrada del ano con otro dedo. Una vez ahí, si no pone objeción, quizá también a ti te apetezca entrar. El orden en que lo hagas no tiene demasiada importancia; no hay nada que impida empezar con la penetración anal, por poner un ejemplo. Una vez que hayas introducido un dedo en el ano, olvídate de él con toda libertad, ya que el movimiento del resto de los dedos en la vagina más el balanceo de su pelvis, guiarán al dedo anal de forma automática. Concéntrate entonces en la penetración vaginal y en el sexo oral ¡que ya es bastante! Para esta triple estimulación, aparte de paciencia y ganas, necesitarás coordinación y la ayuda de tu pareja también, ya que será preciso lubricar tanto la vagina como el ano. junto a las habilidades técnicas, deberás tener cuidado de no tocar la vagina con algo que haya estado en contacto con el ano. Si llega un momento en que no sabes qué ha estado dónde, deja lo que estés haciendo y lávate bien las manos (o el vibrador, o su vulva, o todo). Puede que interrumpir la fiesta sea frustrante, pero siempre será mejor que una infección. Una manera más simple pero menos flexible de llevar a cabo la multipenetración, es con una mano. Introdúcele el dedo gordo en la vagina y el índice en el ano. Una vez así, te encontrarás con la otra mano libre, lo que es una ventaja, aunque el pulgar en la vagina no es tan flexible como unos cuantos dedos juntos, lo cual es una desventaja. Si prefiere más ajetreo vaginal, siempre puedes poner el pulgar en el ano y el resto de los dedos en la vagina; sin embargo esta posición puede dañarte la muñeca, problema que se puede solucionar si ella se tumba boca abajo. Si el intentar esta triple combinación te resulta demasiado complicado, ofrece a tu pareja colaborar en ello. Sugiere un, "hay algo especial que quiero hacerte, pero necesito que me eches una mano". Entonces saca el lubricante. Prueba diferentes ángulos y posiciones. Descubre sus puntos sensibles mientras la penetras. Pídele que te guíe. Explorar puede ser increíblemente sexy si os lo tomáis como un luego preliminar en vez de como un mero mecanismo.

POR LA MAÑANA
La palabra amanecer, depende para quién, puede significar, o bien una oportunidad más para hacerlo otra vez, o bien algo relacionado con el aliento matinal, la cara con marcas de la almohada y los ojos legañosos. El mejor momento o la mejor hora para hacer el amor siempre quedará en el terreno de las preferencias personales. Si tú y tu pareja no coincidís en el horario amoroso, lo mejor será que os turnéis, que ceda una un día y la otra al siguiente. Pero ocurre que algunos de los momentos que muchas lesbianas elegirían para sus relaciones íntimas, son irremediablemente sustituidos por el trabajo, las clases o el cuidado de los hijos. Un buen número de las entrevistadas para este libro afirmaron sentir un deseo sexual más fuerte en las primeras horas de la tarde, pero al mismo tiempo reconocen que ponerlo en práctica es casi imposible. Por otra parte, es triste comprobar cómo a muchas parejas sólo les apetece hacer el amor o el sexo cuando tienen pagadas todas las facturas o están libres de preocupaciones. A pesar de todo, si tu falta de deseo sexual se ha convertido en un hábito mortecino, toma la iniciativa y sorprende a tu pareja con algo especial. Lo que hay en el fregadero puede esperar; haz la compra más tarde, programa el vídeo y empieza con un beso largo. Puede que este paso se convierta en la chispa que despierte de nuevo vuestra vida amorosa.

PRIMERA VEZ
La primera vez que se tienen relaciones sexuales con otra mujer, la experiencia o bien será gratificante y maravillosa, o bien aterradora, aunque paradójicamente y con mucha frecuencia suelen ser ambas. Pocas mujeres afirman haber disfrutado su primera vez con alguien que no conocían bien. La mayoría suele esperar hasta encontrar a esa mujer especial en quien poder confiar, asegurándose de que se va a portar bien, (o sea, tratar con respeto, no necesariamente para siempre, pero al menos para esa primera vez). Kathy recuerda su primer amor: "Hasta entonces sólo había tenido relaciones con hombres para dar fe de que era "normal", así que no me preocupaba demasiado con quién dormía o con quién no. Cuando empecé a frecuentar la comunidad lesbiana decidí ser más selectiva. Esperé hasta encontrar a una lesbiana amable y cariñosa que estuviera encantada de hacerme el amor. Esperar fue como un regalo que me hice, a pesar de que aquello no terminara en una relación estable." Esto no es ni mucho menos una versión lesbianizada de "en búsqueda de la princesa azul". Más bien se trata de no ir con prisas para que, llegado el momento, no sientas miedo de lo que será una de las experiencias más importantes de tu vida. Una experiencia negativa puede dejar secuelas en tu vida sexual y sentimental, mientras que una primera vez, enriquecedora y llena de afecto, puede muy bien evitar que consciente o inconscientemente hagas lo mismo con otras mujeres, o impedir que tus futuras relaciones sean un éxito. Y si lo que buscas es eso, una relación profunda y espiritual, sé aún más selectiva en elegir a tu primera amante. Por supuesto que tener relaciones sexuales con una mujer por primera vez no significa anunciarte lesbiana ante el mundo entero. Mientras esperas tu primera experiencia (y también después) procura leer libros o revistas sobre el tema, únete a grupos de apoyo, haz nuevas amistades y averigua cual es tu lugar en la comunidad lesbiana. Muchas mujeres se quedan perplejas o experimentan una especie de alivio la primera vez que consiguen tener contacto físico con otra mujer. Suzanne recuerda: "Me quedé asombrada de lo que estaba pasando, ¡que estaba ocurriendo de verdad! y no por eso se me caía el cielo encima. No podía creer que pudiera sentirme tan bien. Llevaba un montón de tiempo deseando que ocurrieran Desgraciadamente, las lesbianas principiantes tienen que sufrir la correspondiente novatada cuando hacen presencia en la comunidad lesbiana. Esto ocurre cuando la que prepara la trampa ha sido a su vez víctima de algunas neófitas que, después de invadirles el pánico, se vuelven a meter en el armario o tiran por otros caminos más convencionales. Este prejuicio es verdaderamente injusto ya que a muchas lesbianas las han dejado otras más expertas, pero de todo hay en esta vida. A pesar de ello, no sucumbas a la tentación de exagerar la novatada que te hayan hecho: esa actitud hará que las cosas se vuelvan contra ti. Pero si una amante en potencia no te acepta como eres, ¿quién la necesita? Sigue buscando. Hay miles de lesbianas en todas partes. Suzanne desafió a la sabiduría popular y probó suerte con una mujer nueva en el ambiente. Tres años más tarde las dos siguen sorprendidas de que aquel flechazo haya dado tan buen resultado.Primera vez con una mujer en particular. Aunque hayas recorrido muchos caminos, puede que te sientas nerviosa la primera vez que vayas a acostarte con una mujer en concreto. Seguramente temas no saber darle todo lo que quiere o no estés segura de si a ella le gusta tu cuerpo. Pero ten en cuenta que si está en la cama contigo es porque le has gustado. Si es ella la que empieza, presta atención a cómo lo hace; las mujeres normalmente hacen el amor a sus parejas de la misma manera que les gustaría que se lo hicieran a ellas, (si acaba de romper con su última amante, puede que lo haga de la manera que le gustaba a ésta). Cuando tú se lo estés haciendo a ella, recuerda que el sexo no es un examen de telepatía. Lo ideal es dejar que ocurra todo con naturalidad. Si en un arrebato de pasión os lanzáis sobre la cama y os rasgáis la ropa eufóricamente -y eso os sienta bien y lo deseáis-, pues adelante con ello. Aprovechar esos momentos. Pero tampoco pasa nada si ella duda y tienes que preguntarle qué prefiere, o qué le apetece. Tus atenciones le encantarán con toda seguridad. Si estás nerviosa o tienes miedo de hacer algo mal, sólo tienes que decírselo y los síntomas desaparecerán automáticamente. Pero ante todo no dejes que se enfríe el ambiente. Intercambiar información (comunicaras) a modo de juego preliminar verbal. Por mucho que quieras "quedar bien" y darle placer, no des rienda suelta a todas tus habilidades en el primer encuentro. Guarda algunas sorpresas para más adelante.

PUNTO G
La letra G viene de Ernest Grafenberg, médico que supuestamente "descubrió" este área interna vaginal que produce placer (¡cuántas mujeres lo conocerían ya por experiencia propia!). Suzanne protesta; "no me gusta nada que la G venga de un señor". Kathy no se lo toma tan en serio; "A mi la G me recuerda al ruido que se oye al estimular esa zona vaginal, algo así como Gee, (léase yii) -algo que da mucho Gusto-." Estimular el punto G puede producir orgasmos vaginales, los cuales a su vez pueden ir acompañados de eyaculación. Sí, las mujeres podemos eyacular y algunas de hecho lo hacen, esto es, al correrse expulsan un líquido claro -que no es orina- por la uretra. Teniendo en cuenta que la uretra es el tubo interno por donde sale la orina, que la estimulación del punto G suele producir ganas de orinar y que muy poca gente ha oído hablar de la eyaculación femenina, durante años (siglos) las mujeres han sido mortificadas y humilladas cuando eyaculaban. Pensaban que lo que por allí salía era orina cuando en realidad se trataba de un líquido transparente producto de su eyaculación. Esas ganas de orinar, junto con el temor a que se escape la orina durante las relaciones sexuales, ha conducido a que muchas mujeres no se permitan a sí mismas tener orgasmos vaginales con eyaculación. Pero lo repetimos otra vez, la eyaculación no es orina, y aunque con ella saliera algo, eso no tendría que ser el fin del mundo. Kathy cuenta: "En cierta ocasión, una de mis ex-amantes expulsó algo de pis al correrse, o digamos cuando eyaculó. Fuera lo que fuera, en ese momento pensamos que era pis de verdad, pero eso no nos preocupaba demasiado porque siempre tengo pañuelos de papel a mano cuando trabajo en la mina." El punto G fue muy publicitario por el libro The G-spot and Other Recent Discovertes about Human Sexuality, donde brevemente se menciona a la comunidad lesbiana: "Los primeros descubrimientos indican que puede haber una incidencia más alta de eyaculación femenina entre la población lesbiana que entre las mujeres heterosexuales." Los autores postulaban que los dedos son más hábiles y flexibles que los penes para manipular el punto G. Pero tengamos presente que no todas las lesbianas tienen orgasmos vaginales, que no todas las lesbianas que tienen orgasmos vaginales eyaculan, y que no a todas las lesbianas las gusta que les toquen el punto G. La mayoría de las mujeres, y aquí incluimos a Jenn y Gail, no habían oído nunca hablar de la eyaculación femenina hasta que Susie Bright empezó a sacar el tema en sus charlas sobre sexo. Las mujeres que de verdad quieren aprender a tener orgasmos vaginales y a eyacular, normalmente lo consiguen. Después de años de experiencias sexuales, Suzanne nos revela: "Uno de mis descubrimientos más recientes son las cascadas o saltos de agua. El término "eyaculación femenina" la verdad es que suena horrible. Lo nuestro es una sensación completamente distinta y poderosa. Es algo que me deja estremecida y vibrando durante un buen rato." Si nunca has tenido un orgasmo a través del punto G, con o sin eyaculación, y quieres experimentarlo, ver Orgasmo Vaginal. Para una demostración más vívida, el vídeo How to (female) Ejaculate incluye secuencias donde se puede observar claramente a mujeres llegando al orgasmo a través del punto G.

------ O -------

ORGASMOS
De acuerdo con The New Our Bodies, Ourselves, "El orgasmo es el momento en que la tensión corporal se descarga repentinamente en una serie de contracciones musculares involuntarias y placenteras, que expulsan sangre de los tejidos de la pelvis." En un artículo de la revista Discover titulado "Evolution of the Big 0", Karen Wright describe el orgasmo como "un poderoso cataclismo que normalmente dura menos de un minuto". JoAnn Loulan por su parte, afirma en su Lesbian Sex que, "el orgasmo es una reacción espasmódico ante el grado extremo de dilatación de la región pélvica", y continúa explicando que "se dan entre tres y quince contracciones cada 4/5 de segundo, y éstas descargan el fluido y la sangre de los tejidos dilatados". La autora añade con sorna: "Nadie quiere una contracción muscular en las piernas, pero todas la quieren entre las mismas." Para algunas mujeres, alcanzar el orgasmo es el fin último y primero del sexo; para otras, sin embargo, es solamente la guinda del pastel. Pero, ¿qué nos hace sentir un orgasmo? Según Lydia, "Es como ir en dirección a la cima de una montaña rusa, te vas acercando más y más a la cúspide y una vez allí, bajas de repente, sin frenos ni control. Es algo vertiginoso y escalofriante." Jenn lo compara con "Un temblor que empieza en las puntas de los pies. Un espasmo. El cuerpo se estremece y se agita a un tiempo. Todo alrededor son gemidos y movimientos rítmicos. Me encanta." Para Suzanne, "Es lo más parecido a escalar una montaña donde se puede llegar a la cima por diferentes caminos y cosas muy variopintas ocurren cuando llegas allí. Algunas veces te recreas en el paisaje y otras te desbordas como un río. También hay momentos explosivos, momentos en que pararía todos los relojes del mundo justo antes de llegar al orgasmo, aunque otra parte de mi quiere seguir y desbocarse hasta el final. En ocasiones me da la impresión de que estoy saltando al vacío. También me gustan los palpitantes efectos que se producen después." Gail relata su experiencia: "En mis orgasmos toman parte activa los músculos del estómago y la respiración profunda y rítmica que surge de la misma vagina. También la mente juega un papel importantes Rebecca por su parte asegura que "Hay distintos tipos de orgasmos y algunos suben hasta la cabeza. Cuando eso ocurre siento como una explosión allí mismo. Otros bajan hormigueantes, es una sensación escalofriante. Luego están los orgasmos vaginales que hacen cómplice al cuerpo entero con su tremenda carga y descarga de tensión. Es como dilatar el cuerpo a base de contracciones ininterrumpidas, y al desbordarse su capacidad, estalla y llegas al límite de placer." Para Jessica, el orgasmo "Es un concentrado extremo de energía y poder. Un crescendo. Puedes llegar con sólo los genitales o con el cuerpo entero. Y con la mente. Es un verdadero espasmo, un hormigueo intenso, un hervir en sudor, -de hecho algunas veces termino empapada." Después de escuchar estas descripciones, no me extraña que los orgasmos hagan girar el mundo. Pero no todas lo ven tan satisfactorio. Kathy por ejemplo, confiesa: "Algunas veces tengo orgasmos que son más bien pequeños intentos, tímidas sombras que quieren imitar a algo tan majestuoso, y eso me decepciona enormemente. Admiro a las mujeres que pueden tener orgasmos múltiples." Para Alice, "Correrse es algo estupendo, pero no es mi parte favorita del sexo. La penetración en sí misma o disfrutar sobre la marcha produce menos ansiedad y más placer." El conocimiento sobre el orgasmo femenino es limitado, y aquellos/as que se dedican al estudio de la biología, aún dudan del valor reproductivo del orgasmo en la mujer. Por suerte, la sexualidad lesbiana está ampliamente al margen del ciclo reproductivo, y los orgasmos carentes de ese supuesto valor pueden tener la misma o mejor calidad que los orgasmos que hagan posible la continuación de las especies. Otra cuestión que se plantean científicos e investigadores, es la de si existe o no el orgasmo vaginal. Las mujeres entrevistadas para este libro no sólo experimentan orgasmos vaginales, sino que también saben lo que son los orgasmos anales y mamarios. Incluso una mujer llegó a tener uno viendo la famosa escena de la mantequilla de la película El último Tango en París. Cualquiera que sea la raíz biológica y evolutiva de los orgasmos, o ya vengan del clítoris, de la vagina o de la pantalla de cine, no hay duda de que producen un placer puro y real. Cuando la vida se complica, darnos el gusto de tener un orgasmo es como cogerse unas vacaciones; y compartir orgasmos con una amante es una de las actividades más reconfortantes que existen en esta vida.

ORGASMOS MULTIPLES
Hay un gran número de mujeres que experimenta eso que se conoce como orgasmo múltiple, y ninguna se queja por ello. Otras, sin embargo, tienen de sobra con uno sólo. En el Informe Hite, cerca del cincuenta por ciento de las mujeres encuestadas, afirmaban que el orgasmo simple les era suficiente para disfrutar del sexo. El tiempo que transcurre entre los orgasmos múltiples varía de mujer a mujer. Jenn dice que su clítoris necesita descansar un par de minutos, y siguiendo ese sistema puede correrse cuantas veces quiera. Según Jessica, el orgasmo número dos está a pocos segundos del primero: "He llegado a tener cinco con alguien en concreto; por mi cuenta puedo llegar hasta siete." Jessica también ha experimentado lo que ella misma llama "la resaca sexual": "Después de tener un orgasmo, parece que todo se relaja, pero enseguida surgen los efectos de todo el ajetreo anterior." ¿Cuánto tiempo tiene que pasar entre cada orgasmo antes de que se consideren independientes? Como casi todo en la vida, eso depende del cristal con que se mire, y seguramente tenga que ver más con etiquetas y clasificaciones que con el sexo. Hay mujeres que habiendo sido anteriormente uniorgásmicas, con el tiempo y por distintas razones desarrollan la habilidad de alcanzar orgasmos múltiples. Suzanne nos cuenta: "Sólo cuando empecé a acostarme con mujeres supe lo que era un orgasmo múltiple. Nunca antes se me había ocurrido intentarlo. Un buen día, estando con una mujer multiorgásmica, me di cuenta de lo que me estaba perdiendo. Al principio era una pesadilla porque ella no dejaba de pedir más y más, pero de esa forma comprendí que era posible. Más que intentarlo, lo que necesitaba era aceptar que era posible. A partir de ahí tuve que aprender a distinguir los diferentes ritmos orgásmicos. También descubrí que no me apetecía que me estimulara el clítoris justo después de correrme. Fue un proceso en el que aprendí a escuchar lo que me pedía el cuerpo." La experiencia de Alice es distinta: "Antes sólo podía con un orgasmo por sesión, pero solía ser bastante intenso y prolongado. Ahora que consigo disfrutar de varios seguidos, éstos son más bien miniorgasmos en cadena, aunque a veces me da la impresión de que el conjunto de ellos forma uno grande. Ocurra como ocurra, lo importante es que siempre me dan placer." Si te apetece tener más orgasmos, lo mejor es que practiques contigo misma o con tu compañera. Después del primero, deja reposar los dedos sobre el clítoris, sin moverlos. Después de un minuto o dos añade algo de movimiento si quieres, y si no, déjalo descansar un poco más para después estimularlo suavemente. Variar de técnica puede dar muy buenos resultados: utiliza un vibrador para el primer orgasmo y el cunilingus para el segundo; o el cunilingus para el primero y los dedos para el segundo; o deja que el primero sea vaginal y el segundo clitorial. Si notas que el nivel de excitación baja después del primer orgasmo, añade algo de erótica o juegos preliminares antes de dar paso al segundo. Escucha lo que te pida el cuerpo, que sin duda te dirá lo que necesitas. Sin embargo, es posible que su mensaje sea, "uno es suficientes (Ver Ejercicios Kegel).

ORGASMOS SIMULTANEAOS
Los orgasmos simultáneos están más cerca de la leyenda que de la práctica real. Como dice Suzanne, "Es casi imposible dejarte llevar completamente y al mismo tiempo acariciar o besar a tu pareja." Jessica, por ejemplo, no se permite perderse en su orgasmo ya que teme olvidarse de lo que le está dando placer a su amante. Ninguna de las mujeres entrevistadas para este libro considera que el orgasmo simultáneo sea importante en sus relaciones sexuales; cada un se turna para hacer el amor a su pareja. La única que reconoce haber experimentado "Os" simultáneos con alguna frecuencia, explica que tanto ella como su amante son multiorgásmicas y algunas veces ocurre que llegan al mismo tiempo. Esa parece ser la vía más natural para que se den orgasmos sincronizados: por casualidad. A pesar de todo, tener orgasmos al unísono es posible para aquellas mujeres que se lo propongan. En primer lugar, pensar en el sistema que os hace llegar al orgasmo más fácilmente. Quizá sea a través del cunilingus; mientras una se lo hace a la otra; mientras la otra masturba a la una; o puede que os sea más cómodo masturbaros mutuamente para centra vuestra energía en la sincronización más que en la técnica. Teniendo en cuenta que hacer coincidir vuestros orgasmos puede llevaros un rato largo, (o la vida entera), lo mejor es que para empezar adoptéis vuestra postura preferida. Incluso aquel método que normalmente os pone calientes de manera instantánea, puede perder su efecto en e momento en que dividáis la concentración y la energía sexual entre vosotras mismas y la pareja. Si las dos acostumbráis a llegar fácilmente, comunicaros con palabras simples que den suficiente información como, "todavía no", "casi" o "ahora". Si por la razón que sea llegas antes que t pareja, entonces tendrás que controlar un poco tus ritmos para hacerlo coincidir con los suyos -o viceversa. Cualquiera que sea el método que utilicéis, si os las arregláis para que vuestros orgasmos coincidan, entonces comunicárselo al Libro Guinnes de los Récords.
ORGASMOS VAGINALES
Érase una vez un tal Sigmund Freud, que por inspiración misógina decidió entre otras cosas que los orgasmos vaginales eran "más maduros" que los clitóricos. Décadas más tarde, y después d todo el daño que se había causado en su nombre, feministas e investiga dores/as de temas sexuales, anunciaron que el orgasmo vaginal era u mito. Más recientemente, el biólogo Stephen Jay Gould, dedicó un capítulo de su Bully for Brontosaurus a explicar las razones por las cuales e orgasmo vaginal era físicamente imposible. Todos los orgasmos son clitóricos en origen, e incluso aquellos que ocurren durante la penetración, s producen mediante la estimulación del clítoris, ya sea manualmente o por el roce de los dos cuerpos. Ahí fue cuando las mujeres, confundidas e indignadas se preguntaron ¿y ahora qué? Después de que durante años los hombres han calificado nuestra sexualidad como de segunda clase, ahora nos hacen la concesión de no tener que perseguir más los orgasmos vaginales. Simplemente no existen. Pero, un momento: montones de mujeres los tienen. La experiencia de Rebecca abarca los dos extremos; desde la represión freudiana, hasta la libre expresión de su sexualidad. "Lo más gracioso es que me pasé los catorce años de mi matrimonio en terapia, intentando tener orgasmos vaginales. Un buen día salgo, me encuentro con la comunidad lesbiana, y allí todas coinciden en que tal cosa no existe. Me sentí profundamente engañada por haber estado tanto tiempo tratando de dar la razón al bien establecido patriarcado. Pero por otro lado fue un alivio; no tendría que ansiar nunca más aquello. La primera vez que tuve un orgasmo vagina¡ fue con una mujer, y creo que me estuve riendo durante cuarenta minutos, -aunque ahora mismo no sé si reía o lloraba-, pero lo cierto es que no podía darle crédito." Lydia declara simplemente: "Sé que existen los orgasmos vaginales porque yo los tengo", y Jessica añade que "El placer clitórico y el placer vaginal son muy diferentes." Sin embargo, Gail afirma: "No sé si podría decir que hay un orgasmo clitórico y otro vaginal, más bien creo que toda esa área se estimula al mismo tiempo." Suzanne está de acuerdo: "Todo está conectados Entonces, estas diferencias, ¿son físicas o semánticas? Si la estimulación del punto G o de la vagina entera es lo que causa el orgasmo, entonces no hay duda de que eso es un orgasmo vaginal. Ahí quizá estemos de acuerdo. Pero A New View of a Womans Body, define todo el área genital como parte del clítoris. Se podría decir entonces que un orgasmo vaginal es un orgasmo clitórico. Puede ser. De todas formas no te preocupes mucho por las etiquetas. No hay una manera exclusiva de tener orgasmos, así como no puede haber un método erróneo si con ello se consigue. Si estás a gusto con tus orgasmos tal y como son, eso es lo que importa. No te ciegues creyendo que existen zonas erógenas infalibles. Tampoco te limites a definiciones o interpretaciones tanto freudianas como feministas. Quizá llegue un día en que haya más científicas que científicos, y puede que hasta se pongan de acuerdo en cuanto a la procedencia de los orgasmos, pero lo que es seguro es que no van a cambiar la manera en que cada una los sienta. Si los orgasmos que tienes no te convencen, o simplemente no tienes ninguno, o sólo los tienes clitóricos y quieres experimentar vaginales, sea como sea siempre habrá maneras de conseguir más satisfacción sexual. Para ello empieza practicando. Prueba con un vibrador que incluya un saliente para estimular el Punto G. Los vibradores ofrecen una fiel y consistente estimulación. Haz diariamente los ejercicios Kegel para fortalecer los músculos que se contraen durante el orgasmo. Prueba nuevas posiciones y más juegos preliminares y eróticos, en vez de centrarte en el posible orgasmo. Disfruta de todo en cada momento. Con paciencia y práctica podrás mejorar tu respuesta sexual radicalmente. Date un descanso de vez en cuando; el ir sin prisas suele mejorar la calidad de la respuesta sexual. Jessica dice: "Si sé que voy a dormir con alguien, me abstengo de sexo durante una semana porque me encanta tener orgasmos vaginales, y ésos son más difíciles de conseguir, así que me reservo las energías para disfrutar con una mujer."

------ N -------

------ M -------

------ L -------

LIBROS
Muchas de las historias que narran la manera en que lesbianas y gays salen a la luz, suelen empezar describiendo una visita a la biblioteca. Desgraciadamente no tenemos que retroceder en el tiempo más que veinte o treinta años para darnos cuenta de que en otras épocas, lo único que las lesbianas podían descubrir a través de los libros, era que su condición las condenaba a ser pervertidas, enfermas o anormales. Pero el mundo de las publicaciones ha viajado años luz desde entonces, y en su mayor parte gracias a los esfuerzos de editoriales gays y lesbianas. Las lesbianas de hoy en día pueden disponer de toda una variedad de libros publicados por Nalad Press, Spinsters, Aunt Lute, Alyson Publications, Cleis, Paradigm, Books, y muchas otras. Las editoriales de corriente mayoritaria también publican de vez en cuando ficción y temas relacionados con la historia del lesbianismo. Los libros pueden ayudarte a descubrir de qué manera quieres vivir tu sexualidad. Títulos como The Persistent Desire de Joan Nestle, y The Lesbian Erotic Dance de JoAnn Loulan, tratan sobre los roles butch-femme*. Susie Bright nos da su exclusivo punto de vista sobre todo tipo de temas, desde vibradores hasta cómo hacerte agujeros para ponerte aros donde te plazca sin arriesgar la salud, en su Suste Sexperts Lesbian Sex World y Susie Brigbt's Sexual Reality. La autora Samois por su parte trata ampliamente el tema de la sexualidad S/M en su libro Coming to Power. La ficción ocupa un lugar tan importante como la no-ficción. Muchas novelas lesbianas incluyen extensas escenas de sexo que nos muestran todas las diferentes formas en que las mujeres hacen el amor juntas. También existen libros especializados que dan información útil sobre asuntos legales, salud, maternidad, cómo salir a la luz e incluso cómo arreglar la moto.
LLORAR
Los lloros y sollozos ocurren con bastante frecuencia en el sexo lesbiano. Hay muchas razones por las que una mujer pueda llorar: quizá esté en proceso de superar abusos del pasado o puede que necesite tiempo para asimilar la belleza emocional que produce hacer el amor con otra mujer. Algunas lesbianas lloran porque en ellas perduraba el temor de que nunca llegarían a tocar a otra mujer. El sexo lesbiano puede ser un milagro, y los lloros y los milagros suelen ir juntos. Si la mujer con la que estás llora, lo único que tienes que hacer es abrazarla y demostrarla afecto. Si la que llora eres tú, deberías recibir el mismo calor y comprensión. Si la mujer que está contigo no se inmuta ante tu estado, cambia de amante.
LUBRICACION
La mayoría de las mujeres (dependiendo de la edad) producen suficiente lubricación vaginal para sus necesidades sexuales. También hay mujeres que humedecen menos que otras por razones físicas particulares: el estrés, la menstruación, la menopausia y ciertos medicamentos suelen reducir la lubricación natural. En otras prácticas sexuales (penetración anal y vaginal con puño), se necesitará extra lubricante, independientemente del que se produzca de manera natural. Existen en el mercado una variedad de lubricantes que se pueden adquirir en farmacias y sex-shops. Algunas marcas ofrecen sus productos a través de la venta por correo, sistema que elige la mayoría por discreción. Los lubricantes artificiales resbalan estupendamente, saben bien y conservan una temperatura cálida si se mantiene el bote cerrado; si en cualquier momento se enfría, deja que se temple entre las manos antes de ponerlo en ningún otro lugar, a no ser que tu pareja lo quiera frío. Hay marcas de lubricantes que ofrecen variedad en color y sabor. También hay ciertos productos que se calientan al contacto de la piel. Pero sea cual sea la marca y diseño que elijas, pruébalo siempre en otra parte del cuerpo (rodilla o brazo) antes de aplicarlo en la vagina o en el ano, ya que si eres alérgica a estos productos o simplemente no te gusta su textura, será mejor que lo averigües en otra zona más accesible o que pueda lavarse rápidamente. De la misma manera, los lubricantes con sabor deben probarse antes de aplicarlos. Algunos de ellos saben horrible. Jenn cuenta que en una ocasión se le durmió la lengua al probar un lubricante de ese tipo. Evita usar gelatinas derivadas del petróleo o sustancias no solubles como sustituto del lubricante, ya que suelen ser difíciles de lavar y hacen perder las propiedades protectoras de los guantes de látex y artículos de ese mismo material, como son los condones y las mascarillas de goma.

------ J -------


JUEGOS PRELIMINARES
¿Dónde terminan los juegos preliminares y dónde empieza el sexo -para las lesbianas-? ¿Pero acaso importa algo? Los comentarios que Suzanne hace sobre los juegos preliminares reflejan lo que sienten muchas lesbianas al respecto: "Me hace mucha gracia que hablemos de precalentamiento entre mujeres y que lo comparemos con otros ejemplos, porque en mis relaciones con hombres, lo único que me gustaba era eso, los preliminares, aunque no lo hacían tanto por darte placer como para darse placer a sí mismos. Incluso el clítoris era un preliminar más para ellos, lo que es una verdadera atrocidad. Con mujeres, los juegos están presentes en todo momento. Estas teorías de la "primera fase", "segunda fase" etc., no tienen mucho sentido entre nosotras." Sin embargo, muchas mujeres prefieren iniciar sus relaciones físicas con una extensa actividad no-genital. Rebecca opina al respecto: "Tengo mis miedos sobre el sexo. Antes de hacer nada necesito abrazos en cantidad y en calidad, besos y caricias... amor en una palabra. Necesito que me exciten pero también necesito sentirme segura con esa persona." Los juegos preliminares pueden incluir abrazos, besos, achuchones, caricias y masajes. Susurrar al oído también puede servir de precalentamiento, así como lo haría realizar un paseo juntas. Por supuesto que habrá momentos en que a las dos os apetezca ir directamente al grano, esto es, al sexo oral o a la penetración. No hay una fórmula mágica de un 30% de besos, 15% de caricias, 10% de tomar el pelo, 20% de chupar y lamer, otro 20% de penetración y 5% de sudar placer. Maneras de empezar hay muchas, y todas pueden ser igual de excitantes y lúdicas.

JUGUETES
Prácticamente cualquier cosa puede ser un juguete sexual. Las plumas y materias suaves como el algodón, el cuero, la seda, el fieltro o la franela, causan únicas y excitantes sensaciones en la piel. Los vibradores y las hortalizas son muy útiles para la penetración. Antifaces y cuerdas añaden morbo y emoción al encuentro sexual. Un mandil de cocina, por ejemplo, llevado sin nada debajo se puede convertir en un fetiche sexual. Usa tu imaginación sexual cuando andes por casa y verás como todos los artículos cotidianos nunca volverán a ser lo que eran.

------ I -------

INTIMIDAD (Alto nivel de afecto y apertura emocional)
Para algunas personas, el objetivo de las relaciones sexuales es intimar. Para otras, las relaciones íntimas son algo que vienen dadas sólo si existe algo más. Si dos personas no coinciden en este principio, ninguna estará equivocada y ninguna tendrá razón; pero seguramente nunca alcancen una relación sexual satisfactoria juntas. Para entender el lugar que ocupa la intimidad en el sexo entre mujeres, tendremos que escapar de mitos y convencionalismos. La mayoría de las mujeres han asimilado a fuerza de insistirles, que sólo las guarras disfrutan con el sexo sin intimidad (sin amor), pero eso es sólo una receta que los maridos han inventado para su propia seguridad. Desear sexo por razones puramente físicas no hace a ninguna mujer ni sucia ni diabólica y, por otra parte, ya es hora de retirar -o redefinir- los términos despectivos dedicados a las mujeres libres. No hay nada de malo o de inmoral en el hecho de practicar sexo por diversión, o para relajarse, o simplemente porque nos apetece. Las mujeres que hayan sido víctimas del incesto o de la violación tendrán más tendencia a limitar su expresión sexual para evitar mostrarse demasiado afectivas. El nivel óptimo de intimidad, como cualquier otro aspecto de las relaciones sexuales, es algo muy personal, y los deseos de una de ellas no tienen por qué ser mejores ni peores que los de la otra. El interés sexual varía dependiendo de la fase de la vida y de la situación en que nos encontremos. Afanarse por hallar intimidad. Si lo que quieres es lograr unas relaciones más íntimas en tu vida sexual, ante todo sé paciente. Nadie adquiere una compatibilidad espiritual de manera instantánea. Como la confianza, la intimidad necesita nutrirse en un ambiente apropiado y seguro. Con el tiempo, tu habilidad para intimar irá mejorando (aunque no sin períodos de bloqueo). Si de verdad la quieres y te fías de ella, la intimidad debería surgir de forma natural. Pero si has padecido una infancia abusiva, o en general te cuesta confiar en las personas, alcanzar ese estado de relajación con tu pareja te supondrá cambiar la paciencia por una terapia de apoyo. Más información detallada sobre cómo poder relajarse e intimar con otra persona la encontrarás en la sección de auto-ayuda de cualquier biblioteca o librería.

------ H -------

HACERSE DESEAR
Pásale los dedos por el cuello y por la nuca. Acaricia su mejilla; acerca tu boca a la suya pero sin tocarla. Dibuja suaves círculos en la palma de su mano. Ignora sus zonas eróticas - pechos, boca, vulva hasta que esté a punto de estallar. Ahora bésala, acaríciale el clítoris, chúpale los pezones y serás testigo de esa explosión. ¿Coges la idea? Uno de los mejores recuerdos sexuales de Kathy, se relaciona con el hacerse desear durante un buen rato: "Sabíamos que íbamos a dormir juntas por primera vez aquella noche y nos moríamos de ganas de empezar, pero como estábamos en un concierto no hicimos más que manitas durante dos horas. Cuando salimos de allí, la besé en la sien y soltó un gemido que me recorrió todo el cuerpo. Después fuimos a casa volando y saciamos nuestras ganas de una manera salvaje. Por la mañana, al hablar de la tarde anterior, nos hartamos de reír; ninguna de las dos recordaba nada del concierto.

HIGIENE PERSONAL
Con la excepción de aquellas pocas mujeres que prefieran el sexo literalmente sucio y sin miramientos, la mayoría de las lesbianas disfrutamos más en compañía de una mujer que sea limpia. Simplemente es más agradable. No hace falta enfocar la ducha directamente a los genitales (eso podría terminar dañando las defensas cutáneas de la vagina), pero lo que sí es necesario es un aseo, ducha o baño, regular y que alcance todos los rincones. También puede pasar que el deseo de oler arrolladoramente bien, arruine nuestras buenas intenciones. Los desodorantes normalmente saben fatal, cosa que se verifica sin necesidad de acercarse a la axila. En cuanto a los perfumes fuertes y colonias, deberíamos tener en cuenta las alergias que pudieran provocar en nuestra pareja. Pero nada de esto tiene porqué convertirse en un problema. Muchas mujeres usan desodorantes y perfumes, pero al mismo tiempo tienen la delicadeza de avisar a su pareja de lo que hay, ahorrándole así el mal rato que le produciría un sabor metálico y amargo. La manera más fácil de garantizar tu limpieza y la suya, es tomando un baño o una ducha juntas a modo de precalentamiento. Frotarse con gel la una a la otra os dará, aparte de placer, la seguridad y confianza que da estar limpias.

------ G -------

GEMIDOS
Los gemidos de placer dan otra dimensión al sexo. Si aparte del sabor, el tacto, el olor y la vista, alimentamos el sentido auditivo, el escenario multiplicará por dos la excitación. El más pequeño de los gemidos puede provocar un cosquilleante efecto en tu cuerpo. Escuchar esos "ooohs" pone los pelos de punta, la piel de gallina y el cerebro manda humedecer la vagina de manera prodigiosa. Los sonidos provocados por el orgasmo de tu pareja harán que te sientas como si fueras la protagonista del mismo orgasmo. Los murmullos seductores también pueden convertirse en instrumentos de precalentamiento con los que jugar en cualquier ocasión. Cuando estéis de compras, acércate a su oído y susúrrale cosas como, "mmmm", "ouuuh" o lo que te inspire ella, y seguramente desenvolváis algo más que mercancía cuando lleguéis a casa. Probad también el sexo sin ruido y ver como la energía vocal se transforma en energía orgásmica. Si tienes niños o cualquier otra razón que te prive de intimidad para poder gritar todo lo que quieras, aprovecha algún día que salgas antes del trabajo, o hacerlo en un hotel donde puedas gemir hasta la saciedad. Deja que tu sexualidad se exprese en toda su amplitud. Un tópico de leyenda nos dice que las mujeres ruidosas son amantes más calientes que las mujeres calladas. En respuesta a esto, una contraleyenda defiende que los ruidos orgásmicos son sólo apariencias, mientras que el silencio da muestras de intensidad sexual. Ninguno de los dos extremos está en posesión de la verdad. Si eres ruidosa en la cama, estupendo. Si no lo eres, tampoco pasa nada. Otra cosa es que las mujeres agradecidas tengan que controlarse cuando no dispongan de un espacio íntimo, y que las amantes de mujeres silenciosas se pierdan en la inseguridad de no saber si lo que hacen satisface o no a su pareja. Pero no hay que alarmarse; estas diferencias pueden limarse con una cantidad razonable de comunicación y compromiso. Pero, ¿qué pasa si el problema es más serio? ¿Si a una mujer le incomodan los ruidos de su amante? ¿o si otra no logra conectar con su pareja porque ésta no se inmuta? Otra vez recomendamos comunicación y compromiso: con un poco de esfuerzo por las dos partes quizá se llegue a armonizar la relación sexual. Si no ocurre así, puede que la incompatibilidad de los ruidos esté encubriendo problemas mayores. No todas las parejas son compatibles sexualmente. Si el compromiso se hace imposible y tus necesidades auditivas son una prioridad para ti, intenta dar con alguien que las satisfaga; estás en tu derecho de expresarse como quieras y de estar con quien mejor te venga.
GENITALES
No todas las lesbianas se enamoran automáticamente de los genitales femeninos -de los suyos propios o de los de otras-. A la mayoría de las niñas se las ha malenseñado a avergonzarse de sus "partes privadas" y que tocarse "ahí" es sucio y pecaminoso. Después, según crecen, se van dando cuenta del error y seguramente les costará unas cuantas lágrimas superarlo. Si estás en esa situación, lo mejor que puedes hacer por ti misma es pasarte un buen rato mirándote la vulva en un espejo. Juega con los labios externos e internos, mastúrbate y observa los cambios que se producen en tus genitales. Aprecia el olor y la textura del lubricante. Respira hondo y relájate; esto no es un test, es una exploración. Disfrútalo. No esperes que inmediatamente te encante todo lo que sientas y veas. Date tiempo para superar los tabúes del pasado. Si tu pareja está dispuesta, examina su vulva y compárala con la tuya. Observa las diferencias de forma y coloración. Toca por donde quieras, libérate de prejuicios. Hablar de lo que os gusta y de lo que no. Familiarizaros con vuestros genitales os ayudará a apreciarlos y a disfrutar más del sexo. Kathy recuerda: "La primera vez que le hice el sexo oral a una mujer, estaba muerta de miedo. Ella acababa de hacérmelo, así que la pregunté (más que nada para hacer tiempo); ¿tienes todo igual que yo?' Ella me contestó con detalle diciéndome entre otras cosas que mi clítoris era bastante prominente y que el suyo estaba más escondido. Reconozco que la comunicación es algo que ayuda bastante." Una vez que hayas superado los tabúes que el sexo encierra, descubrirás cuánto te gustan los genitales femeninos y te encantará tocarlos y saborearlos. Cuando pregunté a Lydia cuál eran sus partes favoritas del cuerpo, ella contestó sin remilgos: "Me encantan los coños, el mío propio y los de otras mujeres. De ellos me gusta todo; la forma, el olor, la textura, el sabor. ¡Es mi parte preferida!".

------ F -------

FANTASÍAS
Todavía hay mujeres que se avergüenzan de sus fantasías sexuales, pero también hay quién las pone en práctica sin complejo alguno. No es sólo una cuestión de contenido; una mujer se puede sentir incómoda imaginando sexo de vainilla (o blando) con dos desconocidas o con una cantante de rock, mientras que otra no se alarma al pensar en una orgía S/M con todo un equipo de rugby. Existen dos verdades tan básicas como conflictivas sobre las fantasías sexuales: 1. No hay ninguna fantasía prohibida. En la imaginación descansan y despiertan, allí no hacen daño a nadie y nadie tiene por qué enterarse de lo que allí se cuece. 2. Mujeres que han sufrido abusos sexuales, rechazan con dolor las historias que su cabeza les cuenta durante las relaciones sexuales. Aquellas que no disfruten con sus fantasías, tienen dos salidas; o cambiarlas por otras o aceptarlas.JoAnn Loulan sugiere en su libro Lesbian Sex, "Que sustituyas sólo una pequeña parte de tu fantasía cada vez; ya sea la persona, el lugar, la acción, etc." Para aceptar esos deseos legítimos pero incontrolables recuérdate a ti misma una y otra vez; "no hay nada de malo en ello, no hay nada de malo en ello". . Leer algo sobre las fantasías de otras mujeres puede servir de gran ayuda, sobre todo cuando descubres que no eres la única que piensa en ciertas cosas. ¿Qué es lo que fantasean otras mujeres? Oigamos lo que nos cuentan las entrevistadas. Gail dice que suele dar rienda suelta a su imaginación con bastante frecuencia. Algunas veces imagina escenas que ha visto en películas para "adultos", generalmente de orientación convencional (léase hombre-mujer). Otras veces se recrea en escenas sexuales en las que ha tomado parte. Lydia: "Mis fantasías van evolucionando conmigo. Ahora tengo dos, dos sólidas y reales. En la primera, una lesbiana muy bombera ella, me seduce en el asiento trasero de una limusina. En la otra me imagino siendo raptada por una pandilla de lesbianas S/M. En mis fantasías, las modas y manías van y vienen, pero seguiré con estas dos durante un buen tiempo." Jessica dice que se las ha arreglado para vencer a sus fantasías. A pesar de ello todavía piensa en escenas en las que los protagonistas son parejas de hombres copulando. "Eso es algo que he tenido en la mente desde que era una cría. Otras veces pienso en un hombre haciendo el amor a una mujer, pero esa mujer no soy yo, quizá yo sea el hombre." Las fantasías de Alice incluyen estrellas de cine; "Podría decir que me he acostado con Linda Hamilton, Sigourney Weaver y Marlene Dietrich." Rebecca ha hecho de sus fantasías una paz quebrantable: "Yo juego con el control; a las mujeres se las seduce casi siempre en contra de su voluntad. Estoy segura de que esas son imágenes de lo que viví cuando era niña, y eso me molesta bastante. No me gusta tener esas fantasías. Comprendo que la gente necesite hacer lo que sea para desahogarse, pero yo no estoy de acuerdo con la creencia de que todo vale -aunque al final he aceptado que tengo que ver el sexo como algo sano para poder disfrutar de ello-. Si lo que me ha perjudicado o malformado ha sido el sistema de cortejo tradicional, no voy a dejar que empeoren aún más las cosas aniquilando mi vida sexual. Imagino que todas debemos establecer nuestros propios límites. Eso no es nada feminista ni maravilloso, pero me voy a permitir disfrutarlos La experiencia de Jenn es muy diferente: "Suelo poner en práctica mis fantasías. Cuando mi amante o yo queremos algo en concreto, lo hablamos y lo probamos." ¿Cuándo tienen fantasías las mujeres? En cualquier momento Podríamos decir: mientras se masturban, durante las relaciones sexuales, en la cola del supermercado, en el autobús, en el cine, o quizá nunca. Para ampliar tu repertorio de fantasías, ver Pornografía.

FRECUENCIA
No hay ninguna "Frecuencia Oficial Correcta" para tener relaciones sexuales. Rebecca, por ejemplo, prefiere un fin de semana al mes de intenso ajetreo sexual. Suzanne sin embargo necesita una dosis regular de dos veces por semana. El deseo sexual de las mujeres depende de su nivel de energía, nivel de autoestima, menstruación, salud, compromisos externos o si están o no enamoradas. En las primeras fases de una relación, muchas mujeres no pueden despegarse la una de la otra. Después de un año o dos, una vez por semana será suficiente. A los cinco o diez años, algunas parejas comienzan a retozar todo el tiempo otra vez. Rebecca comenta, "para mí, lo más importante no es la cantidad sino la calidad". Cualquier frecuencia es aceptable y tiene su justificación. Pero, ¿qué ocurre cuando los deseos de la pareja no coinciden? En ese caso hay que tener claro que ninguna de las dos tiene culpa por ello. Ni ella tiene adicción al sexo ni tú eres frígida o viceversa. Piensa en cuáles podrían ser las razones que llevan a una mujer a tener la libido más baja que su compañera; ¿trabaja demasiado?, ¿traumatizada por alguna violación?, ¿problemas de salud? o quizá ¿una respuesta a los problemas que percibe dentro de la relación? Tampoco hay que asumir que la mujer con bajo o nulo deseo sexual tenga que sufrir necesariamente cualquiera de estos problemas. Las personas responden de distinta forma a una misma situación. Hablar es un buen antídoto para reducir las diferencias de los niveles de deseo; sobre todo si cualquiera de las dos partes necesita asegurarse de los sentimientos de la otra hacia ella. Una vez que la pareja se siente segura, podrá negociar el compromiso de satisfacer las necesidades de la otra. Por ejemplo, quizá se pongan de acuerdo en tener más encuentros sexuales durante las vacaciones o simplemente una vez por semana. Estas diferencias en el apetito sexual pueden convertirse en un problema grave, sobre todo cuando una de las dos quiere dejar la relación. También puede ocurrir que se quieran mucho pero sus niveles de deseo no coincidan. Si no pueden solucionar el problema por su cuenta, una terapia podría ayudar, tanto a encontrar alguna manera de continuar como a terminar la relación sin traumas. Da igual que tú y tu pareja hagáis el amor con mucha frecuencia, muy pocas veces o casi nunca; si de esa manera os convence a las dos, entonces no tenéis ningún problema. De todas formas, sería muy recomendable que no dierais detallada información sobre vuestra frecuencia sexual, para evitar así que las amistades bienintencionadas y las no-tan-bien-intencionadas intenten convencemos de que algo no funciona en vuestra relación.