SADOMASOQUISMO
Mucha de la controversia que surge dentro de la comunidad lesbiana se centra en el S/M. Ignora cualquier opinión con toda tranquilidad. Si no quieres practicarlo, no lo practiques; y si quieres practicarlo, no hay razón para que no lo hagas. No necesitas pedir perdón a nadie o dar explicaciones del por qué de tus preferencias sexuales. La suerte que tengas en encontrar una compañera de juegos S/M dependerá mucho de donde vivas. En las áreas metropolitanas suele haber grupos S/M que, aparte de información y oportunidad de conocer gente, ofrecen demostraciones de cómo hacerlo sin poner en riesgo la salud. Busca en la lista de organizaciones que incluyen las publicaciones gays y lesbianas y lee los anuncios personales también. Si donde vives no hay nada de nada, entonces considera la posibilidad de organizar tu propio grupo o publicar un anuncio personal. Si decides poner en marcha un grupo, empieza por comentar a tus amigas el interés que tienes por el S/M. Puede que te sorprendas por su curiosidad o interés por el tema, o más aún, por su experiencia. Es posible incluso que conozcan gente relacionada con el S/M, o que ellas mismas quieran prestarse de pareja para lugar contigo. Puede ocurrir también que intenten hacerte tragar un sermón de críticas anti S/M y por lo tanto pierdas algunas de esas amistades por el camino. Cuando encuentres a alguien con quien experimentar, ten cuidado. En este mundo hay gente seriamente tocada de la cabeza. La práctica del S/M requiere sinceridad, confianza, limitaciones realistas, reglas establecidas de antemano y competencia en estas artes. Si tienes pareja y las dos queréis probar, empezad despacio y exponed abiertamente vuestras preferencias; una cosa es que te apetezca que te aten y otra es reconocer que los aros en los pezones te ponen caliente. A pesar de que hayáis conseguido un buen grado de comunicación y confianza, puede que sintáis reservas al hablar sobre los deseos sexuales particulares de cada una. El riesgo está ahí, pero también puede ser increíblemente excitante. Deciros siempre lo que sentís, pero evitad exclamaciones como "eso es asqueroso". Una respuesta más efectiva sería; "bueno, eso es algo que de momento no me apetece probar". Jessica comenta: "Muchas veces la gente se refiere al sexo de vainilla como un joder moderado, delicado -sin decir joder, más bien dirían 'hacer el amor'-. Pero una cosa que he aprendido del S/M es a ser realmente sincera sobre lo que quiero y lo que no y a llamar a las cosas, por su nombre. La práctica del S/M, si de verdad te comunicas, escuchas y sigues las reglas del juego, es mucho más segura que el tradicional, "vamos al grano". El S/M casi te fuerza a sentarte y hablar sobre ello. Creo que todo el mundo debería hacer eso independientemente del tipo de sexo que practiquen." Alice y su amante a veces juegan al S/M: "Estuvimos nueve meses juntas sin enterarnos de que a las dos nos interesaba el S/M. Nos llevó otro año descubrir el grado de ese interés." Y su curiosidad abarcó desde un ligero bondage, a un bondage completo con látigos incluidos. Antes de empezar la sesión S/M, establecer una contraseña, esto es, una palabra que signifique "stop". Teniendo en cuenta que a ti o a ella os apetezca decir en cualquier momento "¡para!", o "no puedo más!", -sin pretender que la otra pare de verdad-, la contraseña no tendrá que estar relacionada con lo que estéis haciendo. "Red" para cuando quieras que pare del todo y "pink" para cuando sólo quieras que reduzca la marcha son contraseñas bien conocidas y aceptadas. El sadomasoquismo puede incluir escenarios o escenas por igual. La representación se llevará a cabo como queráis. Quizá una haga el papel de profesora y la otra de alumna; o una de las dos se disfrace de policía y la otra de conductora obligada a parar por exceso de velocidad; o una tome el papel de sargento y la otra de chivo. Antes de empezar podéis establecer unas pautas generales o incluso hasta escribir un guión. Para mucha gente, lo mejor del S/M es la subida de adrenalina. Sin embargo, sentir placer a través del dolor es algo que puede llegar a ser peligroso. Ninguna de las dos deberá estar bajo los efectos de drogas o alcohol; los límites establecidos antes de empezar hay que mantenerlos durante toda la representación y hasta el final. Si quieres dar rienda suelta a tus deseos S/M, las cuerdas y los antifaces son las herramientas más comunes para empezar. A eso se puede añadir unos azotes para calentar el ambiente. Para muchas mujeres esto es suficiente. Para otras sin embargo, el S/M ofrece un mundo de sensaciones mucho más amplio. Jessica explica: "Yo padezco una enfermedad crónica, pero antes de eso solía hacer mucho ejercicio y estaba muy orgullosa de la forma física que había conseguido después de darle mucho a la bicicleta. El ejercicio me sentaba fenomenal. Ahora no puedo mantener ese nivel. El sexo es una de las pocas actividades que me hace un efecto parecido al ejercicio físico, y el S/M lo intensifica aún más. Si me están dando latigazos o algo parecido, eso me hace sentir igual que cuando me entraban agujetas después de montar en bici: dolores musculares y satisfacción por el esfuerzo físico realizado. El S/M me permite moverme en una dimensión más mental que física." Escenas blandas, dolores irresistibles, hacerse desear.., un estilo de vida; sobre el S/M se podría escribir un libro. Y de hecho se ha escrito: Coming to Power mezcla filosofía sado-maso, ficción erótica, consejos y fotografías explicativas, todo ello a modo de introducción al mundo S/M. También recomendamos leer el libro de Pat Califia Lesbian SIM Safety Manual.
SALIR DEL CLOSET
Darse a conocer es un proceso que puede durar toda la vida y que arrastra connotaciones sociales, sexuales, espirituales y emocionales. El objetivo principal de este duro trayecto es eliminar la homofobia interiorizada y aceptarse a una misma con orgullo. Este cambio afecta a la sexualidad de una manera decisiva: pocas personas son capaces de mantener una vida sexual sana y apasionada si no están a gusto dentro de su ser. La persona más importante a la que una lesbiana debe darse a conocer, es a sí misma. Algunas mujeres lo han sabido desde siempre; otras, con el tiempo y poco a poco, van reconociendo su orientación sexual después de años de matrimonio heterosexual. Es muy improbable que una lesbiana acepte su sexualidad automáticamente y sin problemas; lo más seguro es que se pase años investigando, leyendo, curioseando, hablando con amigas y adquiriendo experiencia antes de que sea capaz de enfrentarse al sistema de creencias que afirma sin conocimiento que las lesbianas son poco menos que unos monstruos. Para algunas mujeres salir a la luz supone poner en tela de juicio todos sus principios y puede que terminen siendo más radicales e indignándose más de lo que nunca hubieran imaginado. Otras, sin embargo, aceptarán su sexualidad sin alterar su visión del mundo o sus creencias. Darse a conocer a la familia y a las amistades. Siempre habrá lesbianas que mantengan su orientación sexual en secreto (exceptuando a la amante y a un par de amigas que entiendan) durante toda su vida, pero la realidad es que cada día hay más mujeres que se quitan la careta ante su círculo de amistades, familia, compañeros/as de trabajo o ante el mundo entero. Dependiendo de los principios morales y personalidad de los y las que la rodeen, la mujer que decide salir a la luz puede encontrarse con cualquier cosa; aceptación, rechazo indiferente, rechazo violento o cualquier reacción de la que el ser humano es capaz. Algunas de las amistades necesitarán más tiempo que otras para digerir la noticia; otras puede que no le vuelvan a hablar, y una cantidad sorprendente exclamará "iya era hora de que nos lo dijeras! " Aunque el proceso de darse a conocer está lleno de miedos y de dudas, es algo fundamental y necesario para poder vivir en paz con una misma y con los demás. Jean Genet dijo en cierta ocasión, "es mejor que te odien por lo que eres a que te quieran por lo que no eres", y aunque el aforismo pueda parecer exagerado, ciertamente hay mucho de verdad en ello. Pero gracias al progresivo cambio de mentalidad en la sociedad, las personas homosexuales están siendo cada vez más aceptadas por quienes son, -eso sería el mundo ideal-. Aquella lesbiana que decide mantenerlo en silencio ya sea porque trabaje en una ambiente homofóbico, (por ejemplo, si se dedica a la educación), o simplemente no se sienta segura, tiene muchas posibilidades de terminar aislada y con depresión crónica y casi siempre con buenas razones para ello. Con miedo a enfrentarse a la verdad, escondiéndose de sí misma, la lesbiana que oculta su condición suele sentir prejuicios contra sí misma y terminar creyendo que hay algo malo en ella. Pero no lo hay. Aunque todas las fuerzas militares y religiosas del mundo afirmen que la homosexualidad es un error, quien se equivoca son esas instituciones y la gente que las defiende, ¡no tú! Pero eso es algo difícil de recordar sin apoyo moral. La mujer que se mueva en un círculo social de lesbianas y gays o de gente heterosexual de mentalidad abierta, podrá superar más fácilmente su homofobia interiorizada (o prejuicios contra sí misma) y aprenderá a quererse y aceptarse con orgullo. El salir a la luz también educa y hace ver a las amigas heterosexuales que las lesbianas pueden ser tan buenas personas como cualquiera (que lo sea). Para Rebecca; "Salir a la luz es algo liberador. Estoy muy orgullosa de haberme quitado la careta. Tenía treinta y seis años cuando decidí desvelar el secreto y ahora me aterroriza pensar que podría haberme pasado la vida encerrada y perdiéndome todo lo bueno que estoy disfrutando ahora. Doy las gracias a mi coraje, valentía, o a lo que me haya movido a dar el paso." Aviso: Si todavía vives con tus padres, no les cuentes nada hasta que no tengas independencia económica o puedas mantenerte por tu cuenta; muchos padres echan de casa a sus hijos/as por el sólo hecho de ser gays. Y lo mismo se puede aplicar al trabajo. Procura hecerte con otra posibilidad de empleo antes de salir a la luz. Desgraciadamente, en la mayoría de los trabajos no encontrarás ninguna protección legal si te echan por ser lesbiana. Tampoco des por sentado o anticipes como reaccionará tal o cual persona ante tu descubrimiento. Muchas lesbianas y gays se han llevado cortes tremendos ante inesperadas reacciones negativas -y positivas también-. Pero no seas tan precavida de no decidirte nunca a aprovechar una oportunidad realista para revelar tu verdad. La oscuridad es un lugar muy solitario. Dos libros que pueden ayudarte a salir del agujero: Coming Out.- An Act of Love y Coming Out to Parents. Encontrar tu sitio en la comunidad lesbiana. Aunque hay mujeres que están a gusto conociendo a pocas lesbianas más que a su novia, la mayoría busca un ambiente donde poder hacer una vida social normal y formar una familia adoptiva. Esta búsqueda suele llevar tiempo y esfuerzo. Para las mujeres residentes en zonas rurales puede incluso suponer un traslado a una capital grande. Ciudades como San Francisco o Nueva York ofrecen ventajas y posibilidades que en otras ciudades menores no se encontrarían; hablamos de grupos de apoyo, bares, asociaciones, ligas deportivas y organizaciones políticas entre otras. El apartado Conocer Gente habla de cómo integrarse en la comunidad lesbiana. Las primeras lesbianas que veas no tienen porqué ser estereotipos 0 reflejo de lo que serán las demás. Cuando empieces a asomar la cabeza en el ambiente con intención de hacerte un hueco allí, te darán ganas de echarte a correr al ver "cómo son las lesbianas". Pero podríamos decir que no hay dos iguales. Es fácil ver un grupo de mujeres y pensar que no eres como ellas; que visten muy raro, o que son demasiado marimachos, o extravagantes, etc. Eso es algo comprensible teniendo en cuenta que has crecido con estereotipos antilesbianos inculcados por la cultura heterosexual. Puedes cruzarte con mujeres de lo más normales y con otras de pinta excéntrica y equivocarte al pensar que las últimas son las lesbianas de verdad. Fijándote bien y conociendo a más mujeres tendrás la oportunidad de comprobar que entre las lesbianas hay tanta variedad como en el resto de la población. Algunas son grandes, otras menudas. Unas van con ropa cómoda, otras sólo se visten de diseño. Las hay que llevan el pelo a lo garson, y otras, con decenas de mini-trenzas estilo jamaicano. Aunque con el tiempo te alivie ver a tantas lesbianas con aspecto normal, más adelante te sorprenderás a ti misma apreciando la variedad de estilos dentro de la comunidad lesbiana. Un día, ésas que antes te parecían extravagantes en la vestimenta y en la actitud, puede que te resulten atractivas. De la misma manera que existe la variedad estética lesbiana, existe también la diversidad en cuanto al carácter y personalidad. Las lesbianas desempeñan cualquier tipo de trabajo, tienen distintas creencias religiosas, practican hobbies muy dispares y sus hábitos sexuales son impredecibles. A medida que vayas conociendo otros ambientes, encontrarás lesbianas que te caigan de maravilla y otras que simplemente no te digan nada. Entre esa diversidad encontrarás también estupendas parejas de cama, así como una potencial relación estable. La mujer de tus sueños puede que esté a la vuelta de la esquina -y cuanto más te aceptes a ti misma y a tu sexualidad, más podrás disfrutar con ella.
SESENTA Y NUEVE
En la llamada posición 69, tú y tu pareja os tumbáis de lado o una encima de la otra, con la cara de una dando a la vulva de la otra y con la cara de la otra dando a la vulva de la una, al mismo tiempo que practicáis el sexo oral. Pero al igual que ocurre con los orgasmos simultáneos, el 69 funciona mejor en la fantasía que en la realidad. ¿Existen dos mujeres que tengan el torso y lengua de la misma medida? ¿Cómo se las arregla la que está debajo para respirar? Cuando os ponéis de lado, ¿dónde colocáis brazos y piernas? El sesenta y nueve es todo un desafío. Pero es un desafío que merece la pena intentar, sobre todo si lo hacéis con el propósito de intimar para conocemos mejor en lugar de centraros en conseguir orgasmos. El sesenta y nueve no es una posición que se pueda practicar con gracia y en apasionado silencio; para ello es necesario saber dar y recibir instrucciones y una buena dosis de comunicación. Antes de empezar será mejor que la mujer más voluminosa se ponga debajo y que su cabeza descanse en algo que la levante lo necesario para evitar una tortícolis. Pero lo más importante es cuidar vuestra respiración. Cuando el 69 funciona, algo mágico ocurre: los cuerpos se funden, las sensaciones fluyen como en un circuito alterno, un circuito donde ella te hará lo que tú le hagas a ella y viceversa, y donde vuestra excitación crecerá al unísono. Una forma estupenda de pasar el rato. Y si las dos llegáis al mismo tiempo, ¡enhorabuena!
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