PECHOS
La sabiduría lesbiana sostiene que no hay mejor amante para una mujer que otra mujer porque "ellas saben lo que hacer a su pareja ya que igualmente saben lo que les gusta a sí mismas". Ese razonamiento tiene su lógica, pero la realidad es a veces muy distinta. Los pechos son tan peculiares como sus dueñas; no sólo difieren en talla y forma, también lo hacen en sensibilidad. Hay mujeres a quien no les podría importar menos que se los estimulen y otras rechazan cualquier acercamiento a ellos. También hay quien adora que se los acaricien, chupen, y mordisqueen, lo que en ocasiones conduce al orgasmo. Para saber lo que le gusta a tu pareja, fíjate bien en cómo responde a tus estímulos, o pregúntale directamente. Quizá entre las dos descubráis los puntos flacos y los más sensibles aún. Hay muchas maneras de dar placer con los pechos. Coge uno de ellos con las dos manos en forma de copa, o uno en cada mano. Acarícialos o masajéalos suavemente. Bésalos y mordisquéalos pero sin acercarte a los pezones. Roza tus pechos contra los suyos. Aumenta o disminuye el ritmo y la presión, pero no estés constantemente cambiando de una forma de estimulación a otra; cuando encuentres una que funcione, déjale que lo disfrute todo el tiempo que quiera. La mayoría de las mujeres prefieren que no les vayan directamente a los pezones, y cuando llegue el momento, que lo hagan suavemente para que retengan la sensibilidad durante más tiempo. Una vez que hayas empezado a humedecerle los pezones con la lengua y los labios, ve añadiendo progresivamente presión y velocidad. Hay pezones que aunque en un principio se muestran tímidos, suelen reclamar atención en cuestión de segundos. También los hay que no necesitan más que un ligero roce de labios para que se dilaten en toda su capacidad. En cualquier caso siempre son sensibles y responden a una amplia variedad de estímulos. Pellízcalos (pero con delicadeza), o gira los dedos levantándolos un poco haciendo forma de cono. Dibuja cruces o círculos con la lengua sobre ellos. Succiónalos con la boca combinándolo con lo anterior, y al mismo tiempo que absorbes, empuja con la lengua hacia fuera. Succiona y bésalos al mismo tiempo (no temas, es bastante compatible). Prueba también centrándote con la boca en un pezón y con los dedos en otro. Si tu pareja tiene los pechos suficientemente grandes, entonces te será posible chuparlos y absorberlos al mismo tiempo. Busca también una posición donde las dos podáis jugar con los senos de la otra -difícil, pero no imposible. Al final, unos métodos os convencerán más que otros, pero todos merecen la pena ser probados.
PENETRACION
(Meterse en una vagina o en el ano, los dedos, un dildo o un vibrador; también conocido como follar). A pesar del modelo heterosexual imperante con el que todas nos hemos criado, la penetración no es una parte imprescindible del sexo; de hecho hay mujeres que lo practican muy poco o nada. Pero cuando la penetración ocurre en el sexo lesbiano, generalmente (aunque no siempre) es precedida de una gran cantidad de juegos preliminares que incluyen besos, caricias, masajes, palabras húmedas susurradas al oído, y sexo oral, aunque hay mujeres que prefieren esto último después de la penetración, de la misma manera que otras eluden la fase oral por completo. Este apartado se va a centrar en la penetración vaginal con dedos y desde el punto de vista de la que penetra. Para la seguridad de tu pareja, asegúrate de que tengas las uñas cortas y bien limadas antes de empezar. Tú y tu pareja habéis estado tanteando y tenéis unas ganas locas de pasar a la acción. Sin darte cuenta ves que tu mano ha ido a parar entre sus piernas. Después de unas caricias, su vulva se abre y descubres que está caliente y húmeda, (sino, siempre puedes usar lubricante artificial). Te resistes un poco y continúas acariciándola. Desde la base de la vulva, a la altura del perineo, desliza un dedo suavemente hasta hacerlo llegar a la vagina donde entrará sin dificultad. (Si no encuentras la entrada, si estás nerviosa, o si eres tímida, pídele que te guíe con la mano). Si se siente incómoda con la penetración, aparta el dedo despacio y hablad de lo que os apetece y de lo que no, de vuestros límites y de vuestros deseos. Puede ser que aunque en general no le importe practicar la penetración, en ese momento no le apetezca, o quizá quiera hacer algo que no tenga nada que ver con eso. Pero supongamos que todo está en marcha y que ya tienes un dedo dentro de ella. Puede que éste se acople bien o puede que se pierda en una cavidad relativamente amplia. Si es así, añade otro dedo o incluso dos más. En encuentros posteriores seguramente os apetezca empezar directamente con tres o cuatro dedos, pero de momento, tómatelo con calma y descubre sus preferencias poco a poco. Ten en cuenta también que la capacidad vaginal varía dependiendo de los niveles de excitación y del momento del ciclo menstrual, y quizá por eso ella prefiera más o menos dedos que en otras ocasiones. Pero si ves que su pelvis está galopando salvajemente contra tu mano, entonces no te lo pienses dos veces. La información que emite el cuerpo de una mujer prevalece ante la información que un libro pueda darte. Una vez dentro, empieza a explorar. Mueve los dedos ligeramente hacia delante y hacia atrás con cortos y fuertes o largos y lentos movimientos. Cruzar los dedos producirá una sensación y doblarlos otra, aunque algunas mujeres prefieren que no se mueva nada allí dentro. Los ángulos también son importantes en la penetración. Si está tumbada boca arriba, prueba a meter y sacar los dedos en línea recta presionando así la parte de atrás de la vagina. Después haz más largos los movimientos con los dedos inclinados hacia delante para que puedas estimular la parte superior de la pared vaginal (en dirección al punto G). Con este ángulo, su excitación se acentuará notablemente. Sigue sus ritmos y averigua qué parte de la vagina (si la entrada o el útero interior) es más sensible para ella. Ten cuidado cuando des con fuerza en la cerviz; para algunas mujeres es excitante, pero para otras puede ser doloroso. Cuando encuentres su parte más sensible, es posible que ésta coincida con el punto G, pero no repares en nombres, sigue estimulando allí y hazlo de distintas maneras, según hayas aprendido o según te guíe el instinto. Sincroniza el movimiento de los dedos con sus contracciones; frota, palpa, presiona, y golpea y camina con las puntas de los dedos, (golpear puede sonar algo fuerte, pero muchas mujeres adoran la sensación). Un ejemplo lo tenemos en las palabras de Suzanne: "Me encanta follar salvajemente." El proceso de penetración requiere cierta habilidad. Algunas prefieren que la intensidad vaya aumentando de forma gradual mientras que otras optan por un derroche frenético entre las piernas alternado ello con un ir y venir mas suave. En cualquier caso, sigue las instrucciones que te indique su cuerpo, y si en algún momento dudas o no sabes qué hacer, pregúntale. En estas circunstancias, sugerir un ¿más rápido? o ¿más fuerte? o ¿más despacio?, es suficiente comunicación. Mientras estés penetrándole, frótale el vientre y el área púbica con la otra mano. No es que esto guste a todas, pero a algunas sí las envía a otro planeta. Pero, ¿qué ocurre si te cansas? No eres una máquina, aunque siempre hay trucos para resistir un poco más. Deja descansar unos músculos mientras otros trabajan; por ejemplo, si primero mueves los dedos, después puedes utilizar la mano y el antebrazo juntos, o empuja desde el hombro de ando el resto del brazo que descanse. De vez en cuando cambia de posición para poder ejercer más presión desde otro ángulo. Nunca subestimes la fuerza de tu imaginación. Alice comenta: "Si mi pareja está a punto de correrse y el brazo no me aguanta más, lo que hago es imaginarme que estoy en las Olimpíadas y que tengo que resistir un poco más para conseguir la medalla de oro."
PENETRACION PLUS
La créme de la creme del sexo para muchas mujeres es la penetración plus. El "plus" puede ser sexo anal, sexo oral, sexo oral con masaje en el vientre, sexo oral con masaje en los pechos, sexo anal con sexo oral o cualquier otra combinación que tu imaginación te permita poner en práctica. Para ejecutar estas combinaciones sincronizadas necesitarás habilidad, coordinación y seguridad en ti misma; no esperes tener éxito la primera vez que estés con una mujer, aunque si lo consigues, te doy la enhorabuena. Practica el sexo oral y la penetración por separado antes de combinarlo, de lo contrario te resultará tan confuso como al intentar frotarte el estómago en círculos y palmearte la cabeza al mismo tiempo. Poner en práctica dos o más estímulos sexuales al mismo tiempo puede ser tan simple cómo añadir otro ingrediente al que ya hay. Pero también ayuda a pensar por adelantado. Si el plus va a ser la estimulación de los pechos, asegúrate de que el brazo no termine debajo de sus nalgas. Para frotarle el vientre tendrás que adoptar un ángulo que te permita presionar hacia abajo. En cuanto a una posible extrapenetración, necesitarás también extra lubricante. El trío completo incluye sexo oral, penetración vaginal y penetración anal. Si se da el caso, empieza con el cunilingus. Según se va excitando, introduce un par de dedos en la vagina, y busca la entrada del ano con otro dedo. Una vez ahí, si no pone objeción, quizá también a ti te apetezca entrar. El orden en que lo hagas no tiene demasiada importancia; no hay nada que impida empezar con la penetración anal, por poner un ejemplo. Una vez que hayas introducido un dedo en el ano, olvídate de él con toda libertad, ya que el movimiento del resto de los dedos en la vagina más el balanceo de su pelvis, guiarán al dedo anal de forma automática. Concéntrate entonces en la penetración vaginal y en el sexo oral ¡que ya es bastante! Para esta triple estimulación, aparte de paciencia y ganas, necesitarás coordinación y la ayuda de tu pareja también, ya que será preciso lubricar tanto la vagina como el ano. junto a las habilidades técnicas, deberás tener cuidado de no tocar la vagina con algo que haya estado en contacto con el ano. Si llega un momento en que no sabes qué ha estado dónde, deja lo que estés haciendo y lávate bien las manos (o el vibrador, o su vulva, o todo). Puede que interrumpir la fiesta sea frustrante, pero siempre será mejor que una infección. Una manera más simple pero menos flexible de llevar a cabo la multipenetración, es con una mano. Introdúcele el dedo gordo en la vagina y el índice en el ano. Una vez así, te encontrarás con la otra mano libre, lo que es una ventaja, aunque el pulgar en la vagina no es tan flexible como unos cuantos dedos juntos, lo cual es una desventaja. Si prefiere más ajetreo vaginal, siempre puedes poner el pulgar en el ano y el resto de los dedos en la vagina; sin embargo esta posición puede dañarte la muñeca, problema que se puede solucionar si ella se tumba boca abajo. Si el intentar esta triple combinación te resulta demasiado complicado, ofrece a tu pareja colaborar en ello. Sugiere un, "hay algo especial que quiero hacerte, pero necesito que me eches una mano". Entonces saca el lubricante. Prueba diferentes ángulos y posiciones. Descubre sus puntos sensibles mientras la penetras. Pídele que te guíe. Explorar puede ser increíblemente sexy si os lo tomáis como un luego preliminar en vez de como un mero mecanismo.
POR LA MAÑANA
La palabra amanecer, depende para quién, puede significar, o bien una oportunidad más para hacerlo otra vez, o bien algo relacionado con el aliento matinal, la cara con marcas de la almohada y los ojos legañosos. El mejor momento o la mejor hora para hacer el amor siempre quedará en el terreno de las preferencias personales. Si tú y tu pareja no coincidís en el horario amoroso, lo mejor será que os turnéis, que ceda una un día y la otra al siguiente. Pero ocurre que algunos de los momentos que muchas lesbianas elegirían para sus relaciones íntimas, son irremediablemente sustituidos por el trabajo, las clases o el cuidado de los hijos. Un buen número de las entrevistadas para este libro afirmaron sentir un deseo sexual más fuerte en las primeras horas de la tarde, pero al mismo tiempo reconocen que ponerlo en práctica es casi imposible. Por otra parte, es triste comprobar cómo a muchas parejas sólo les apetece hacer el amor o el sexo cuando tienen pagadas todas las facturas o están libres de preocupaciones. A pesar de todo, si tu falta de deseo sexual se ha convertido en un hábito mortecino, toma la iniciativa y sorprende a tu pareja con algo especial. Lo que hay en el fregadero puede esperar; haz la compra más tarde, programa el vídeo y empieza con un beso largo. Puede que este paso se convierta en la chispa que despierte de nuevo vuestra vida amorosa.
PRIMERA VEZ
La primera vez que se tienen relaciones sexuales con otra mujer, la experiencia o bien será gratificante y maravillosa, o bien aterradora, aunque paradójicamente y con mucha frecuencia suelen ser ambas. Pocas mujeres afirman haber disfrutado su primera vez con alguien que no conocían bien. La mayoría suele esperar hasta encontrar a esa mujer especial en quien poder confiar, asegurándose de que se va a portar bien, (o sea, tratar con respeto, no necesariamente para siempre, pero al menos para esa primera vez). Kathy recuerda su primer amor: "Hasta entonces sólo había tenido relaciones con hombres para dar fe de que era "normal", así que no me preocupaba demasiado con quién dormía o con quién no. Cuando empecé a frecuentar la comunidad lesbiana decidí ser más selectiva. Esperé hasta encontrar a una lesbiana amable y cariñosa que estuviera encantada de hacerme el amor. Esperar fue como un regalo que me hice, a pesar de que aquello no terminara en una relación estable." Esto no es ni mucho menos una versión lesbianizada de "en búsqueda de la princesa azul". Más bien se trata de no ir con prisas para que, llegado el momento, no sientas miedo de lo que será una de las experiencias más importantes de tu vida. Una experiencia negativa puede dejar secuelas en tu vida sexual y sentimental, mientras que una primera vez, enriquecedora y llena de afecto, puede muy bien evitar que consciente o inconscientemente hagas lo mismo con otras mujeres, o impedir que tus futuras relaciones sean un éxito. Y si lo que buscas es eso, una relación profunda y espiritual, sé aún más selectiva en elegir a tu primera amante. Por supuesto que tener relaciones sexuales con una mujer por primera vez no significa anunciarte lesbiana ante el mundo entero. Mientras esperas tu primera experiencia (y también después) procura leer libros o revistas sobre el tema, únete a grupos de apoyo, haz nuevas amistades y averigua cual es tu lugar en la comunidad lesbiana. Muchas mujeres se quedan perplejas o experimentan una especie de alivio la primera vez que consiguen tener contacto físico con otra mujer. Suzanne recuerda: "Me quedé asombrada de lo que estaba pasando, ¡que estaba ocurriendo de verdad! y no por eso se me caía el cielo encima. No podía creer que pudiera sentirme tan bien. Llevaba un montón de tiempo deseando que ocurrieran Desgraciadamente, las lesbianas principiantes tienen que sufrir la correspondiente novatada cuando hacen presencia en la comunidad lesbiana. Esto ocurre cuando la que prepara la trampa ha sido a su vez víctima de algunas neófitas que, después de invadirles el pánico, se vuelven a meter en el armario o tiran por otros caminos más convencionales. Este prejuicio es verdaderamente injusto ya que a muchas lesbianas las han dejado otras más expertas, pero de todo hay en esta vida. A pesar de ello, no sucumbas a la tentación de exagerar la novatada que te hayan hecho: esa actitud hará que las cosas se vuelvan contra ti. Pero si una amante en potencia no te acepta como eres, ¿quién la necesita? Sigue buscando. Hay miles de lesbianas en todas partes. Suzanne desafió a la sabiduría popular y probó suerte con una mujer nueva en el ambiente. Tres años más tarde las dos siguen sorprendidas de que aquel flechazo haya dado tan buen resultado.Primera vez con una mujer en particular. Aunque hayas recorrido muchos caminos, puede que te sientas nerviosa la primera vez que vayas a acostarte con una mujer en concreto. Seguramente temas no saber darle todo lo que quiere o no estés segura de si a ella le gusta tu cuerpo. Pero ten en cuenta que si está en la cama contigo es porque le has gustado. Si es ella la que empieza, presta atención a cómo lo hace; las mujeres normalmente hacen el amor a sus parejas de la misma manera que les gustaría que se lo hicieran a ellas, (si acaba de romper con su última amante, puede que lo haga de la manera que le gustaba a ésta). Cuando tú se lo estés haciendo a ella, recuerda que el sexo no es un examen de telepatía. Lo ideal es dejar que ocurra todo con naturalidad. Si en un arrebato de pasión os lanzáis sobre la cama y os rasgáis la ropa eufóricamente -y eso os sienta bien y lo deseáis-, pues adelante con ello. Aprovechar esos momentos. Pero tampoco pasa nada si ella duda y tienes que preguntarle qué prefiere, o qué le apetece. Tus atenciones le encantarán con toda seguridad. Si estás nerviosa o tienes miedo de hacer algo mal, sólo tienes que decírselo y los síntomas desaparecerán automáticamente. Pero ante todo no dejes que se enfríe el ambiente. Intercambiar información (comunicaras) a modo de juego preliminar verbal. Por mucho que quieras "quedar bien" y darle placer, no des rienda suelta a todas tus habilidades en el primer encuentro. Guarda algunas sorpresas para más adelante.
PUNTO G
La letra G viene de Ernest Grafenberg, médico que supuestamente "descubrió" este área interna vaginal que produce placer (¡cuántas mujeres lo conocerían ya por experiencia propia!). Suzanne protesta; "no me gusta nada que la G venga de un señor". Kathy no se lo toma tan en serio; "A mi la G me recuerda al ruido que se oye al estimular esa zona vaginal, algo así como Gee, (léase yii) -algo que da mucho Gusto-." Estimular el punto G puede producir orgasmos vaginales, los cuales a su vez pueden ir acompañados de eyaculación. Sí, las mujeres podemos eyacular y algunas de hecho lo hacen, esto es, al correrse expulsan un líquido claro -que no es orina- por la uretra. Teniendo en cuenta que la uretra es el tubo interno por donde sale la orina, que la estimulación del punto G suele producir ganas de orinar y que muy poca gente ha oído hablar de la eyaculación femenina, durante años (siglos) las mujeres han sido mortificadas y humilladas cuando eyaculaban. Pensaban que lo que por allí salía era orina cuando en realidad se trataba de un líquido transparente producto de su eyaculación. Esas ganas de orinar, junto con el temor a que se escape la orina durante las relaciones sexuales, ha conducido a que muchas mujeres no se permitan a sí mismas tener orgasmos vaginales con eyaculación. Pero lo repetimos otra vez, la eyaculación no es orina, y aunque con ella saliera algo, eso no tendría que ser el fin del mundo. Kathy cuenta: "En cierta ocasión, una de mis ex-amantes expulsó algo de pis al correrse, o digamos cuando eyaculó. Fuera lo que fuera, en ese momento pensamos que era pis de verdad, pero eso no nos preocupaba demasiado porque siempre tengo pañuelos de papel a mano cuando trabajo en la mina." El punto G fue muy publicitario por el libro The G-spot and Other Recent Discovertes about Human Sexuality, donde brevemente se menciona a la comunidad lesbiana: "Los primeros descubrimientos indican que puede haber una incidencia más alta de eyaculación femenina entre la población lesbiana que entre las mujeres heterosexuales." Los autores postulaban que los dedos son más hábiles y flexibles que los penes para manipular el punto G. Pero tengamos presente que no todas las lesbianas tienen orgasmos vaginales, que no todas las lesbianas que tienen orgasmos vaginales eyaculan, y que no a todas las lesbianas las gusta que les toquen el punto G. La mayoría de las mujeres, y aquí incluimos a Jenn y Gail, no habían oído nunca hablar de la eyaculación femenina hasta que Susie Bright empezó a sacar el tema en sus charlas sobre sexo. Las mujeres que de verdad quieren aprender a tener orgasmos vaginales y a eyacular, normalmente lo consiguen. Después de años de experiencias sexuales, Suzanne nos revela: "Uno de mis descubrimientos más recientes son las cascadas o saltos de agua. El término "eyaculación femenina" la verdad es que suena horrible. Lo nuestro es una sensación completamente distinta y poderosa. Es algo que me deja estremecida y vibrando durante un buen rato." Si nunca has tenido un orgasmo a través del punto G, con o sin eyaculación, y quieres experimentarlo, ver Orgasmo Vaginal. Para una demostración más vívida, el vídeo How to (female) Ejaculate incluye secuencias donde se puede observar claramente a mujeres llegando al orgasmo a través del punto G.
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